miércoles, julio 29, 2009

UN MODELO DE ADORACIÓN.


ADOREMOS
IV PARTE


Lectura Bíblica: Apocalipsis 4:1-11

Propósitos de la Charla: a) Conocer la adoración que brinda a Dios la multitud del cielo; b) Identificar un modelo de adorador en la multitud del cielo.


“Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas. 2 Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado. 3 Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalina; y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda. 4 Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas. 5 Y del trono salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios. 6 Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal; y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás. 7 El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo era semejante a un becerro; el tercero tenía rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a un águila volando. 8 Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos; y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir. 9 Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, 10 los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo: 11 Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.” (Apocalipsis 4:1-11)

Siempre el hombre requiere de modelos para aprender. El niño necesita del modelo de comportamiento de ambos padres para aprender a comportarse en sociedad. Un buen modelo en la escuela es el profesor. La conducta de los políticos y gobernantes hace ciudadanos de acuerdo a un ejemplo. Las figuras artísticas, deportivas y científicas también son modelos para los jóvenes y hasta para los adultos. Si usted desea aprender una técnica específica como costura, pintura o música, necesita un modelo a imitar. Básicamente esto es un modelo: un patrón u original a imitar. En el campo de la fe tenemos el Modelo perfecto: Jesucristo. En cualquier aspecto de nuestra doctrina que queramos avanzar, ya tenemos el Modelo. Por supuesto muchos hombres y mujeres de la Biblia nos pueden servir de modelo para aprender cierto aspecto de la vida cristiana, aún grandes héroes del cristianismo de veinte siglos. Pero el Modelo perfecto será nuestro Señor Jesucristo.

Cuando hablamos de vida devocional o piedad, y específicamente de adoración, también Él es un Modelo ideal. Él sabe adorar a su Padre y lo demuestra en los Evangelios. El resto de la Escritura nos presenta en este aspecto un modelo diseminado en los Salmos, los libros poéticos y Apocalipsis. Ahora estudiaremos un texto de este último libro, que da nuevas luces sobre el tema.

En el libro de Apocalipsis, se nos muestra a cuatro ángeles del clima: “Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol.” (Apocalipsis 7:1). El número 4 representa los 4 puntos cardinales: norte, sur, este y oeste. A cada punto corresponde un ángel de Dios, encargado de administrar el clima. Dios es Señor sobre todo lo que sucede en el planeta. Al detenerse los vientos sobre la tierra, no habrá posibilidad de movimiento de nubes, de oleaje, ni de molinos, ni de barcos. Será un momento en que toda actividad se detendrá.

Luego se presenta un ángel que tiene el sello de Dios: “Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar” (Apocalipsis 7:2) Este quinto ángel viene de donde sale el sol, es decir del oriente. Para el pueblo hebreo todo lo divino y bueno viene desde oriente: la entrada del Templo miraba hacia el oriente, los sabios que vieron la estrella de Cristo venían del oriente. La idea que quiere transmitirse es que este ángel viene de Dios, nuestro Sol de justicia (Malaquías 4:2)

¿Cuál es el sello del Dios viviente? Sello es algo que nos identifica. Los animales son sellados con el nombre del hacendado al que pertenece. Los libros de una biblioteca son timbrados con los datos de la Biblioteca. El sello es señal de propiedad. Los cristianos somos sellados por el Espíritu Santo como propiedad de Jesucristo. El ángel que subía de donde sale el sol será fácil de identificar como enviado de Dios, porque traerá en su mano el sello de Dios.

El quinto ángel gritó a los 4 ángeles. Nos informa el texto que esos 4 ángeles tenían una misión de muerte: “el poder de hacer daño a la tierra y al mar” Los ángeles de Dios no son esas figuras dulces que nos muestran los pintores y cineastas. Pueden parecernos crueles cuando ejecutan las órdenes divinas. “Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles, Poderosos en fortaleza, que ejecutáis su palabra, Obedeciendo a la voz de su precepto.” (Salmo 103:20) Dios los emplea, como instrumentos para llevar a cabo Sus planes. Los ángeles realizan juicios sobre los enemigos de Dios. “Y un día señalado, Herodes, vestido de ropas reales, se sentó en el tribunal y les arengó. / Y el pueblo aclamaba gritando: ¡Voz de Dios, y no de hombre! / Al momento un ángel del Señor le hirió, por cuanto no dio la gloria a Dios; y expiró comido de gusanos.” (Hechos 12:21-23) Jesús enseñó que los ángeles oficiarán en los acontecimientos finales. “El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles.” (San Mateo 13:39) El enemigo de Dios ha sembrado el mal y el pecado en esta tierra; los ángeles segarán las almas y separarán las buenas de las malas: “Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, / y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.” (San Mateo 13:49,50). En Su orden Dios ha entregado diferentes funciones a los ángeles.

La misión del quinto ángel es poner un sello en la frente de cada cristiano sobreviviente: “diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios.” (Apocalipsis 7:3). Trae una orden, un decreto del Señor: no dañar la creación hasta que se halla sellado a los siervos de Dios. El sello lo pondrán los ángeles en las frentes de Sus hijos, sello que será visible a los ángeles destructores, como fue puesta la sangre del cordero en los dinteles de las puertas de los israelitas cuando pasaría el ángel de la muerte en Egipto. Así como el Anticristo ha sellado a los suyos con la marca de la bestia en sus frentes; Jesucristo sellará a sus siervos con Su sello. ¿Cuál es este sello? El sello de los judíos como pueblo del Señor era la circuncisión; el sello de los cristianos es el Espíritu Santo. La primera marca es visible aunque íntima; la segunda es invisible y se expresa en el fruto del Espíritu.

Que las personas reciban la marca en la frente significa en su modo de pensar. Los cristianos tenemos la mente de Cristo y se nos enseña a cambiar o renovarnos en nuestro modo de pensar, para cambiar la forma de vivir. La marca en la frente es tanto: a) el Espíritu de Cristo; b) la mente de Cristo, como c) la sangre de Cristo.

Los sellados de Israel serán 144.000: “Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel. / De la tribu de Judá, doce mil sellados. De la tribu de Rubén, doce mil sellados. De la tribu de Gad, doce mil sellados. / De la tribu de Aser, doce mil sellados. De la tribu de Neftalí, doce mil sellados. De la tribu de Manasés, doce mil sellados. / De la tribu de Simeón, doce mil sellados. De la tribu de Leví, doce mil sellados. De la tribu de Isacar, doce mil sellados. / De la tribu de Zabulón, doce mil sellados. De la tribu de José, doce mil sellados. De la tribu de Benjamín, doce mil sellados.” (Apocalipsis 7:4-8)

El número144.000 es una potencia de 12. Si multiplicamos 12.000 por 12 obtenemos como resultado 144.000. El 12 es número de gobierno. Israel tiene 12 tribus, Jesucristo en su ministerio en la Tierra tuvo 12 apóstoles. Mil simbólicamente significa muchos, gran número, multitud, los mil años, período extenso, larga duración. Podemos pensar que cada tribu tendrá muchos sellados y el 12.000 se trataría de la plenitud dentro del pueblo de Dios. Los 144.000 serán los judíos convertidos al Señor Jesucristo. Esto ya está sucediendo con los judíos mesiánicos.

LA MULTITUD QUE ADORA A DIOS.
La siguiente visión de San Juan nos señala una multitud que adora a Dios: “Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos” (Apocalipsis 7:9)

Juan ve luego una gran multitud, formada por todos aquellos que se han vestido de Cristo y le adoran. Todos ellos están ante el trono de Dios. ¿Son los que ya han muerto en el Señor y le adoran? ¿Son personas salvas en el futuro, en la eternidad adorando a Dios? ¿Son todos los cristianos que le adoramos en espíritu? Como sea lo importante es que todos ellos adoran a Dios.

Son una gran multitud, en la cual también se incluye el pueblo hebreo convertido a Jesucristo, puesto que dice de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas.

En relación a esta multitud que adora a Dios y que es ejemplo para nosotros en el cielo, caben dos preguntas muy importantes:
A. ¿Cómo adora a Dios la multitud del cielo? y
B. ¿Qué tipo de adoradores forman la multitud del cielo?

La Palabra de Dios nos responde a ambas cuestiones.

A. ¿CÓMO ADORA A DIOS LA MULTITUD DEL CIELO?
1. CLAMA POR LA SALVACIÓN.
El contenido de su adoración se puede leer en este versículo: “y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.” (Apocalipsis 7:10). La multitud grita a viva voz que la salvación proviene de Dios y de Jesucristo. Que nombre a Éste como el Cordero, implica que enfatiza su sacrificio de sangre. Recordemos la marca que cada cristiano lleva en su frente: la sangre de Jesucristo.

2. SE POSTRA EN ADORACIÓN.
“Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios” (Apocalipsis 7:11)

Los seres angélicos son millares, pues habla de “todos”, y están alrededor del trono de Dios. Junto al trono están los 24 ancianos que pueden significar las 12 tribus de Israel y los 12 apóstoles, el Antiguo y Nuevo Pacto. Los cuatro seres vivientes son serafines, una orden muy alta de seres celestiales que están cerca de Dios y de su trono; ven su santidad y por lo tanto lo glorifican: “En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. / Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. / Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria.” (Isaías 6:1-3)

Todos ellos, ángeles, ancianos y seres vivientes, se postraron sobre sus rostros. Postrarse es arrodillarse o ponerse a los pies de alguien, humillándose o en señal de respeto, veneración o ruego. Es lo que hacen los buenos adoradores.

3. DICE LAS SIETE PALABRAS DE ADORACIÓN.
“diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.” (Apocalipsis 7:12)

Siete es un número que indica perfección. Por eso son siete las palabras de adoración que pronuncian las criaturas celestiales:
1. La bendición
2. la gloria
3. la sabiduría
4. la acción de gracias
5. la honra
6. el poder
7. la fortaleza

Una perfecta adoración implica cada uno de estos aspectos: bendecir a Dios, glorificar a Dios Trino, reconocer Su sabiduría, dar gracias a Dios, honrar al Señor con palabras y actos, reconocer que Él es Todopoderoso, e invocar Su fortaleza. Este canto, este reconocimiento, esta oración, esta alabanza, en fin esta adoración será a nuestro Dios por todos los siglos.

Queda claro que la multitud del cielo adora a Dios: 1) Clamando por la salvación; 2) Postrándose en adoración; y 3) Diciendo las siete palabras de adoración. Sobre esta multitud vestida de ropas blancas, al igual que Juan el Teólogo, nosotros tenemos otra pregunta:

B. ¿QUIÉNES FORMAN LA MULTITUD DEL CIELO?
1. ADORADORES RESUCITADOS Y ARREBATADOS.
“Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido?” (Apocalipsis 7:13)
Uno de los ancianos habla al vidente y le pregunta quienes son y de dónde vienen aquellos vestidos de blanco. Hace esta pregunta, no porque no lo sepa sino para probar la comprensión que tiene San Juan de la visión. Pero éste está perplejo. Si pregunta de dónde vienen, es porque ya no están en el lugar donde se encontraban. Esto nos habla de un pasado que ya sucedió. Los que visten de ropas blancas vienen de alguna parte y ahora están en la presencia de Dios. Por lo tanto no pueden ser los espíritus de los cristianos que oran en la tierra, sino que los cristianos que ya estuvieron en la tierra. Son cristianos muertos y resucitados, y cristianos arrebatados.

2. ADORADORES PURIFICADOS.
“Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.” (Apocalipsis 7:14)

El anciano, que no es otro que Jesucristo, ya que San Juan lo trata de Señor, responde: Estos vienen de la gran tribulación, han creído en Jesucristo y han muerto por Él. Son una multitud de cristianos que pasaron por el período de la gran tribulación y testificaron de su fe con el martirio. Entre ellos los habrá judíos y también gentiles, que se convertirán a última hora, durante los siete años de tribulación.

El blanco es el color de la pureza, del mundo divino, la alegría, la victoria, la dignidad. Limpiamos nuestra conciencia con la sangre de Jesucristo y de ese modo vestimos ropas albas. Estas son emblanquecidas con el martirio.

3. ADORADORES EN TODO TIEMPO.
“Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos.” (Apocalipsis 7:15)

Estos testigos de la fe ocuparán un lugar importante en el tabernáculo de Dios. Estarán sirviéndole día y noche.

4. ADORADORES SATISFECHOS.
“Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno” (Apocalipsis 7:16)

Nunca más tendrán hambre ni sed espiritual, pues serán saciados con la Palabra de Dios y el Espíritu Santo, serán alimentados con Cristo. Sobre ellos no caerá sol ni calor que los dañe. Dato interesante éste, dada la condición en que cada día se deteriora más la capa que protege al planeta. En otras palabras, nada los dañará física ni espiritualmente.

5. ADORADORES QUE SIGUEN A SU PASTOR.
“porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.” (Apocalipsis 7:17)

Jesucristo será el Pastor de los creyentes, les guiará a la vida eterna y quitará todo sufrimiento de ellos.

En conclusión, forman la multitud del cielo: 1) Adoradores resucitados y arrebatados; 2) Adoradores purificados; 3) Adoradores de todo tiempo; 4) Adoradores satisfechos; 5) Adoradores que siguen a su Pastor, Jesucristo.

CONCLUSIÓN.
La Palabra de Dios nos entrega, a través de las visiones de San Juan, un modelo de adoración “así como es hecha en los cielos, también en la tierra”. Tal como adora a Dios la multitud del cielo, debemos hacerlo en la Tierra. ¿Por qué nuestra adoración habría de ser de una menor calidad? ¿Acaso no hemos sido salvados de las tinieblas y perdición eterna como ellos? Porque estamos agradecidos y amamos a nuestro Salvador, debemos clamar por la salvación. Postrémonos en adoración, no por ostentación litúrgica, sino por un genuino deseo de adorar al Señor y Salvador. Humillémonos en señal de respeto, veneración y ruego como buenos adoradores. Es necesario que aprendamos a utilizar las siete palabras de adoración bendiciendo a Dios, glorificándole, reconociendo Su sabiduría, dando gracias a Dios, honrándole con palabras y actos, reconociendo que Él es Todopoderoso e invocando Su fortaleza.

De acuerdo a mi adoración hoy: ¿Formaré en el futuro, parte de la multitud del cielo? ¿Seré un adorador resucitado o arrebatado? ¿Soy un cristiano lavado por la sangre de Jesucristo? ¿Estoy dispuesto a morir cada día por el Señor? ¿Soy un adorador purificado? ¿Le adoro día y noche, siendo adorador en todo tiempo? Cuando servimos al Señor de esta manera llegamos a ser adoradores satisfechos, saciados con la Palabra de Dios y el Espíritu Santo, llenos de Cristo. ¿Soy un adorador satisfecho que sigo a mi Pastor?

PARA REFLEXIONAR:
1) ¿Qué aspectos de su adoración cree usted que debe mejorar?
2) ¿Se considera usted un adorador purificado, adorador en todo tiempo, y un adorador satisfecho?
3) ¿Cuál es su modelo bíblico de adoración? ¿Tiene modelos extra bíblicos de adoración?


BIBLIOGRAFIA
1) “La Santa Biblia”, Casiodoro de Reina, revisión de 1960, Broadman & Holman Publishers, USA.
2) Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua RAE, en línea; http://www.rae.es/rae.html

sábado, julio 11, 2009

EL CULTO A DIOS.


ADOREMOS
III PARTE

Lectura Bíblica: Colosenses 3:16

Propósitos de la Charla: a) Conocer la importancia del Culto a Dios; b) Comprender quienes, por qué y cómo deben participar en la adoración a Dios los cristianos; c) Terminar con ciertos prejuicios acerca de la adoración en el Culto.


Hay quienes afirman que la Biblia no nos entrega un modelo de culto a Dios. Tal vez no encontremos en las Sagradas Escrituras un esquema litúrgico exacto para desarrollar en la Iglesia, pero sí muchas sugerencias y principios muy claros de cómo debemos acercarnos a Dios y adorarle. De hecho en los cielos, según lo manifiestan los libros proféticos del Antiguo y Nuevo Testamento, hay una manifestación admirable de cómo se desarrolla el culto al Señor. Ese es el principal modelo que tenemos para la adoración. Otro libro que nos presta gran ayuda en este aspecto es el Salterio o Libro de los Salmos. Allí debemos incursionar para encontrar el sentido de la adoración y cómo hacerla.

En esta oportunidad tomaremos un texto del libro de Esdras, restaurador del Templo y la vida religiosa de Israel al regreso de la cautividad. Este pasaje se refiere a los sentimientos y actitudes que tuvieron los hebreos frente a la reconstrucción del Templo. Estas expresiones nos dan una pauta de cómo adoraban ellos, y un modelo a imitar, puesto que somos tan pueblo de Dios como ellos.

“10 Y cuando los albañiles del templo de Jehová echaban los cimientos, pusieron a los sacerdotes vestidos de sus ropas y con trompetas, y a los levitas hijos de Asaf con címbalos, para que alabasen a Jehová, según la ordenanza de David rey de Israel. 11 Y cantaban, alabando y dando gracias a Jehová, y diciendo: Porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel. Y todo el pueblo aclamaba con gran júbilo, alabando a Jehová porque se echaban los cimientos de la casa de Jehová. 12 Y muchos de los sacerdotes, de los levitas y de los jefes de casas paternas, ancianos que habían visto la casa primera, viendo echar los cimientos de esta casa, lloraban en alta voz, mientras muchos otros daban grandes gritos de alegría. 13 Y no podía distinguir el pueblo el clamor de los gritos de alegría, de la voz del lloro; porque clamaba el pueblo con gran júbilo, y se oía el ruido hasta de lejos.” (Esdras 3:10-13)

EL RESTAURADOR DEL CULTO A DIOS.
Esdras "... surgió de Babilonia. Fue un maestro muy versado en la Ley de Moisés, que Jehová, el Dios de Israel, había dado. El rey le había concedido todo lo que él pidió, por la mano de Jehová su Dios estaba sobre él" (Esdras 7:6)

Los libros de Esdras, Ester y Nehemías forman un solo libro y abarcan el período histórico de la cautividad de Israel en Babilonia y el período inmediatamente posterior a su regreso a Jerusalén. Regresaron unos 150.000 judíos.

Esdras se interesa en la reconstrucción del templo, mientras que Nehemías se interesa en la reconstrucción de la ciudad y las murallas de Jerusalén. El templo fue lo último que fue destruido cuando la nación fue llevada cautiva. Fue el último baluarte del Espíritu de Dios. Es el último lugar que se destruye cuando la persona deja de comunicarse con su Dios, pero es al mismo tiempo el primer lugar donde Dios comienza su obra de restauración y, por lo tanto, el libro de Esdras, que trata acerca de la restauración del templo, ocupa el primer lugar en las Escrituras.

El libro de Esdras está dedicado a los acontecimientos que ocurren en la tierra de Israel en el momento del retorno de la cautividad babilónica y los años subsiguientes, que abarca un período de aproximadamente un siglo, a partir de 538 A.C.

Practical Application: The Book of Ezra is a chronicle of hope and restoration.Es una crónica de la esperanza y la restauración. For the Christian whose life is scarred by sin and rebellion against God, there is great hope that ours is a God of forgiveness, a God who will not turn His back on us when we seek Him in repentance and brokenness (1 John 1:9). Para los cristianos, cuya vida está marcada por el pecado y la rebelión contra Dios, hay una gran esperanza de que nuestro Dios es de perdón, un Dios que no nos da la espalda a nosotros cuando lo buscamos en arrepentimiento (1 Juan 1:9). The return of the Israelites to Jerusalem and the rebuilding of the Temple are repeated in the life of every Christian who returns from the captivity of sin and rebellion against God and finds in Him a loving welcome home. El retorno de los israelitas a Jerusalén y la reconstrucción del Templo se repiten en la vida de todo cristiano que regresa de la cautividad del pecado y la rebelión contra Dios y encuentra en él a un Padre que le da la bienvenida.

EL CULTO A DIOS.
En el culto la comunidad cristiana completa se encuentra con Dios. Es una ocasión para alabarle, darle gracias, adorarlo, hacerle peticiones, escuchar Su Palabra, pedirle perdón y recibir Su bendición. El culto, que puede llamarse reunión de la Iglesia, asamblea de la comunidad, oración comunitaria, etc. es la ocasión en que la Iglesia como Cuerpo se encuentra con su Señor.

En este texto el Espíritu Santo nos enseña que:
· En el culto a Dios todos adoran.
· En el culto a Dios lo primero es la gratitud y la alabanza.
· En el culto a Dios hay una razón para alabar.
· En el culto a Dios se aclama con júbilo.
· En el culto a Dios se exteriorizan las emociones.
· En el culto a Dios no hay expresiones repudiables.

EN EL CULTO A DIOS TODOS ADORAN.
“Y cuando los albañiles del templo de Jehová echaban los cimientos, pusieron a los sacerdotes vestidos de sus ropas y con trompetas, y a los levitas hijos de Asaf con címbalos, para que alabasen a Jehová, según la ordenanza de David rey de Israel.” (v.10)

Mientras los albañiles reconstruían el templo y sus cimientos, los sacerdotes y levitas alababan al Señor. Aquí se aprecia una consonancia entre el trabajo concreto de reconstrucción de la Casa de Dios y la adoración. No hay construcción de la obra sin adoración. Albañiles, sacerdotes y levitas desarrollan trabajos diferentes, mas todos apuntan al mismo fin: adorar al Señor. El vestuario de los sacerdotes habla de su dignidad de ministros de Dios, las trompetas de su labor anunciadora de la Palabra de Dios. Los hijos de Asaf tienen por función, en este caso, alabar al Señor con címbalos, instrumento musical muy parecido a los platillos; los músicos invitan a la alabanza y adoración al Señor. En una comunidad cristiana deben desarrollarse estas funciones de adoración: a) la función albañil, el discípulo fiel, responsable y obrero que edifica la obra, que construye de acuerdo a la Palabra; b) la función sacerdotal de los ministros de Dios o cinco ministerios; y c) la función levítica de los músicos. Estos últimos se han especializado en instrumentos y voces, pero su centro no es la música sino la adoración al Señor. Es posible que las personas se desvíen hacia propósitos más carnales, como querer figurar, sobresalir por sus habilidades y entre un espíritu de vanidad y egolatría. Nunca debemos olvidar que el propósito del culto –construir la Casa de Dios, edificar con la Palabra de Dios y alabar al Señor- tiene como único norte la adoración al Todopoderoso Señor que nos ha redimido y santifica. En el culto a Dios todos adoran: albañiles, sacerdotes y levitas.

EN EL CULTO A DIOS LO PRIMERO ES LA GRATITUD Y LA ALABANZA.
“Y cantaban, alabando y dando gracias a Jehová” (v.11)

Cantaban no por hacerlo simplemente, no cantaban por cantar, por entretención o disfrutar, sino como alabanza. Alabar es “Hallel”, que significa “gritar de gozo, aclamar”. El pueblo gritaba de alegría y aclamaba a Dios. Y lo hacía con un motivo: dar gracias a Dios. Cuando usted canta a Dios ¿le alaba a Él o se alaba a sí mismo por su bella voz? ¿A quién está alabando en verdad? ¿Está usted muy preocupado de cómo le resulta musicalmente o de hacerlo de corazón para Él? ¿Tiene en su corazón verdadero gozo cuando alaba al Señor? Estas son preguntas muy importantes de responder, si queremos que el Señor habite entre las alabanzas de su pueblo (Salmo 22:3).

Dar gracias a Dios y alabar al Señor son dos acciones fundamentales y primarias en el culto: gratitud y alabanza. “Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por sus atrios con alabanza; Alabadle, bendecid su nombre” (Salmo 100:4) Necesitamos aprender a entrar en la Presencia de Dios con acciones de gracias y alabanzas. Detengámonos por un momento para cantar al Señor este bello salmo, poniendo todo el sentimiento y la gratitud de nuestro corazón, como lo hicieron los israelitas que regresaron de la cautividad.

EN EL CULTO A DIOS HAY UNA RAZÓN PARA ALABAR.
“y diciendo: Porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel.” (v.11)

Toda alabanza, toda gratitud se sustenta en una razón concreta. Si estamos agradecidos de alguien es porque esa persona nos hizo un verdadero favor. No agradecemos a alguien por algo que jamás nos dio, sería ilógico. Las cosas de Dios en muchos aspectos son lógicas. He aquí una de ellas, usted agradece a Dios porque le salvó, porque tuvo misericordia de usted, porque le escogió para Su Reino y le sacó de las tinieblas, porque le dio Su Espíritu Santo y porque cada día le bendice con sus dones. ¡Son tantos los motivos que tenemos para dar gracias a Dios y alabarle! Entonces ¿Por qué estamos más prestos a pedir que a dar gracias? ¿Por qué nuestros cultos se distinguen más por la larga lista de peticiones que por la lista de agradecimientos? Cuando una comunidad cristiana comienza a dedicar más tiempo a la acción de gracias demuestra que está creciendo en amor a Dios, que está valorando lo que el Padre hace por ella.

La misericordia de Dios es eterna sobre Israel, Su pueblo. Si usted se considera del Israel espiritual del Señor, sepa que Su misericordia estará eternamente sobre usted. Es promesa del Señor.

EN EL CULTO A DIOS SE ACLAMA CON JÚBILO.
“Y todo el pueblo aclamaba con gran júbilo, alabando a Jehová porque se echaban los cimientos de la casa de Jehová.” (v.11)

Con gran júbilo el pueblo aclamaba. Aclamar es cuando una multitud da voces en honor y aplauso de alguien. Aclamar es gritar, hablar en voz alta. “Venid, aclamemos alegremente a Jehová; Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación. / Lleguemos ante su presencia con alabanza; Aclamémosle con cánticos.” (Salmo 95:1,2) La Palabra de Dios nos insta: ¡Aclamad a Dios con alegría! (Salmo 66) Júbilo es una viva alegría, especialmente la que se manifiesta con signos exteriores. “Cantad alegres a Jehová, toda la tierra; Levantad la voz, y aplaudid, y cantad salmos. / Cantad salmos a Jehová con arpa; Con arpa y voz de cántico. / Aclamad con trompetas y sonidos de bocina, Delante del rey Jehová.” (Salmo 98:4-6). Las expresiones externas, corporales, los gestos de las manos y cara, son expresiones que no debemos evitar ni mezquinar al Señor. Un rostro inexpresivo y un cuerpo quieto, no es lo que agrada más plenamente al Señor. Él nos ha dado la capacidad de expresarnos corporal y facialmente. Regalémosle también nuestra expresión. Es una forma de ser agradecidos. “Pueblos todos, batid las manos; Aclamad a Dios con voz de júbilo.” (Salmos 47:1)

EN EL CULTO A DIOS SE EXTERIORIZAN LAS EMOCIONES.
“Y muchos de los sacerdotes, de los levitas y de los jefes de casas paternas, ancianos que habían visto la casa primera, viendo echar los cimientos de esta casa, lloraban en alta voz, mientras muchos otros daban grandes gritos de alegría.” (v.12)

Los que habían conocido la gloria del primer templo, lloraban con intensa emoción. Pensemos, por ejemplo, en algo que hemos perdido y es muy valioso para nosotros. Tal vez fue robado, incendiado u olvidado en el camino. Puede ser un objeto, un animal o una persona, puede ser un sentimiento o una idea. Pasan los años y, de pronto vemos aparecer nuevamente en nuestra vida aquello que perdimos. ¿No sentiríamos una emoción tan profunda que estallaríamos en llanto, o por lo menos rodaría alguna lágrima en nuestras mejillas? Hay personas que han recuperado su casa, después de haberla perdido por una hipoteca; otros recuperaron una pintura valiosa, que tuvieron que vender alguna vez o empeñarla; otros se reencontraron con un amor de juventud; otros volvieron a encontrarse con un ideal.

Lloraron porque con tan pocos recursos, en comparación a los de David y Salomón, ahora estaban realizando el milagro de reconstruir la Casa de Dios. Pero este templo estaría desprovisto de de la gloria del primero: el arca del pacto, el Urim y el Tummin. Las expresiones de tristeza del pueblo oriental son siempre fuertes y vehementes. Lo podemos observar en la televisión, cuando muere alguien por violencia y la madre y hermanos expresan a gritos su dolor.
En contraste, los más jóvenes daban grandes gritos de alegría. ¿Cuál es nuestra expresión frente a las maravillas de Dios?

Los cristianos, frente a las misericordias del Señor, podemos:
a) Reír (Salmo 126:2)
b) Cantar (Salmo 105:2)
c) Arrodillarnos (Salmo 95:6)
d) Inclinar el rostro (Nehemías 8:6)
e) Aplaudir (Salmo 47:1)
f) Aclamar (Salmo 98:4-6)
g) Alzar las manos (Salmo 134:2)
h) Postrarnos (1 Reyes 18:39)
i) Alzar la cabeza (Salmo 121:1)
j) Danzar (Éxodo 15:20)
k) Saltar (2 Samuel 6:14)

EN EL CULTO A DIOS NO HAY EXPRESIONES REPUDIABLES.
“Y no podía distinguir el pueblo el clamor de los gritos de alegría, de la voz del lloro; porque clamaba el pueblo con gran júbilo, y se oía el ruido hasta de lejos.” (v.13)
El lloro es parte del culto. Los seres humanos lloramos de dolor pero también lo hacemos por alegría, gratitud, amor. El llanto es una efusión de lágrimas originada por una conmoción emocional. No debemos asustarnos, escandalizarnos ni evitar el llanto en el culto; tampoco criticarlo. La misma actitud debe desarrollarse hacia los gritos de alegría. “Entonces el pueblo gritó, y los sacerdotes tocaron las bocinas; y aconteció que cuando el pueblo hubo oído el sonido de la bocina, gritó con gran vocerío, y el muro se derrumbó. El pueblo subió luego a la ciudad, cada uno derecho hacia adelante, y la tomaron.” (Josué 6:20)

Los gritos no son ajenos al culto. En la visión que tuvo el profeta Isaías, en su llamamiento los serafines, seres celestiales del segundo nivel en los cielos, dan voces entre sí. “1 En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. 2 Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. 3 Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. 4 Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo. 5 Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.” (Isaías 6:1-5)

CONCLUSIÓN.
El culto a Dios es la actividad central de la Iglesia, es la ocasión en que ésta se reúne para encontrarse con Dios. En el culto todos tienen el derecho y el deber de adorar al Creador, Salvador, Seño y Santificador de sus vidas. Lo primero es la gratitud y la alabanza al Señor por todas sus bondades, misericordias y Santas características. Se alaba con el entendimiento, por eso debe haber siempre una razón para alabar. En el culto a Dios se aclama con júbilo y se exteriorizan las emociones, no habiendo expresiones repudiables, si son sinceras y conforme al orden del Espíritu Santo.


PARA REFLEXIONAR:
1) ¿Qué similitud podemos encontrar entre la tarea de Esdras y la labor de los ministros de Dios de estos días?
2) ¿Cuál fue el propósito principal del ministerio de Esdras?
3) ¿Cuál es su participación en el culto del domingo?
4) ¿Reviste para usted importancia en el culto temas como: asistencia, puntualidad, presentación, atención, respeto a los hermanos y al Pastor, retención de la Palabra de Dios, participación activa en la adoración?
5) ¿Cuál debe ser, a su juicio, la medida del Culto a Dios: los cristianos, la organización eclesial, la Palabra de Dios u otras?

BIBLIOGRAFIA
1) “La Santa Biblia”, Casiodoro de Reina, revisión de 1960, Broadman & Holman Publishers, USA.
2) Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua RAE, en línea; http://www.rae.es/rae.html
3) Donald E. Demaray, “Introducción a la Biblia”, Facultad Latinoamericana de Estudios Teológicos FLET, Editorial Unilit, 1996.
4) Ray C. Stedman, “Esdras: El Camino De Retorno”.
5) www.gotquestions.org/Book-of-Ezra.html
6) http://mb-soft.com/believe/tssm/ezranehe.htm