miércoles, septiembre 16, 2009

USTED HA SIDO TRASLADADO DE REINO.


CONVERTIDOS A JESUCRISTO
II PARTE

Lectura bíblica: Colosenses 1:13

Propósitos de la charla: a) Comprender y valorar los distintos aspectos que encierra el concepto de “reino”; b) Comprender que los cristianos hemos sido trasladados de “reino”; c) Comenzar a vivir bajo la voluntad del Soberano Señor del Reino de Dios, Jesucristo.


“9 Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, 10 para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; 11 fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; 12 con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; 13 el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, 14 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.” (Colosenses 1:9-14).

Usted se ha convertido a Jesucristo, usted se ha trasladado de Reino y ahora usted tiene vida eterna. La conversión es una experiencia integral, una elección y el completo descanso en Jesucristo. Pero también es un cambio radical, pues usted ha sido trasladado al Reino de la Luz. El concepto de reino es fundamental en el Discipulado cristiano. De hecho, Jesucristo vino a predicar el Evangelio del Reino y cuando nos enseña a orar, nos hace pedir “venga a nosotros tu reino”. Esta segunda lección nos introduce en la comprensión de que ahora vivimos bajo otra autoridad espiritual que gobierna completamente sobre nuestras vidas.

EL TEXTO Y EL CONTEXTO.
Del texto inicial debemos destacar el siguiente verso: “13 el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo”

Antes examinemos el contexto. Dice que desde el día que usted oyó el Evangelio de Jesucristo y se convirtió al Señor, hay muchos cristianos, o a lo menos un grupo, que no cesa de dar gracias a Dios y de orar por usted: su pastor, aquél que hizo el llamado de Dios a su vida, los hermanos en Cristo que son sus amigos y los familiares cristianos.

Además ellos piden al cielo para que usted sea lleno/a del conocimiento de Dios y de cuál es Su voluntad para con su vida. Ellos ruegan que usted, cristiano/a convertido/a, sea colmado de sabiduría e inteligencia espiritual, con el fin de que camine como es digno del Señor:
a) agradándole en todo;
b) llevando fruto en toda buena obra;
c) creciendo en el conocimiento de Dios;
d) siendo fortalecido con el poder de Dios para que tenga paciencia en toda circunstancia y longanimidad (Grandeza y constancia de ánimo en las adversidades
); y
e) con gozo y gratitud al Padre.

El Padre nos capacitó o hizo aptos para participar de la herencia de Jesucristo, nos preparó de antemano para recibir la salvación y ahora somos santos, personas santificadas por la sangre de Jesucristo, que vivimos en la luz de Su amor. El Padre nos libró del poder de las tinieblas y nos hizo habitar en el Reino de Dios, gobernado por Su amado Hijo. Éste nos redimió, o sea nos compró a precio de sangre y perdonó todo pecado.

La Palabra de Dios dice que usted, que se ha convertido a Jesucristo, ha sido trasladado de Reino. Esto significa que antes pertenecía a otro reino. Ahora está bajo el reino de Su amado Hijo Jesucristo, el llamado Reino de Dios. ¿Y en qué reino se encontraba antes? Usted no estaba enterado/a de esto, nunca nadie le dijo que usted estaba en un reino. En la escuela tal vez le dijeron que en la “naturaleza” –palabra secular para nominar la creación de Dios- hay tres reinos: el animal, el vegetal y el mineral. ¡Qué equivocados estaban en esa enseñanza! Como cristianos sabemos que en nuestro planeta Tierra, Dios ha puesto a lo menos cinco reinos, a saber: a) seres celestiales, b) seres humanos, c) animales, d) vegetales, e) minerales. Separamos los seres celestiales (ángeles y otros) de los seres humanos porque los primeros carecen de cuerpo o carne, cosa que tenemos los humanos. El hombre no es animal, ya que, además de cuerpo y alma, tiene espíritu. El Creador sopló Su propio aliento en el hombre hecho del polvo de la tierra. Ese aliento es el espíritu: "Y formó pues el Eterno Dios al hombre, del polvo de la tierra, y sopló en las ventanas de su nariz aliento de vida; y fue el hombre ser viviente.” (Génesis 2:7) En el original de Bereshit 2:7 está escrito "nishmat jaim" que se traduce como espíritu o "aliento de vida".

Si hemos sido trasladados de reino, cabe hacer entonces algunas preguntas fundamentales:
· ¿Qué es un reino?
· ¿A qué tipo de reino se refiere la Palabra de Dios en este texto?
· ¿Cuántos reinos espirituales hay en este mundo?
· ¿En qué reino andábamos antes de convertirnos?
· ¿Cómo puede el ser humano liberarse del Reino de Tinieblas?
· ¿Bajo que reino vivimos hoy?


1. ¿QUÉ ES UN REINO?
Cuando hablamos de “reino” estamos refiriéndonos a un tipo de gobierno. Todo reino es mandado por un gobernante absoluto, llamado “rey”. En un reino, en los tiempos de Jesucristo, toda la autoridad estaba en manos de una sola persona: el rey. El Señor no nos habla de un presidente elegido democráticamente ni de un dictador que impone su poder por la fuerza; tampoco nos habla de un sistema socialista o una democracia que conserva a los nobles como elementos de tradición. No. La Palabra de Dios se refiere a un “reino” al estilo de la época de Jesús.

¿Cómo eran esos reinos? Tenían las siguientes características:
a) El rey tenía toda autoridad sobre sus súbditos.
b) Los súbditos y sus bienes eran propiedad del rey.
c) El rey era guerrero y procuraba conquistar más territorios.

En el caso del reino teocrático de Israel:
a) El rey era nombrado por Dios. Por ejemplo, la elección de Saúl (1 Samuel 10:17-24)
b) El rey debía actuar conforme a la Palabra de Dios: "Y digas: Pondré un rey sobre mí como todas las naciones que están en mis alrededores; ... y cuando se siente sobre el trono de su reino, entonces, escribirá para sí en un libro una copia de esta ley, del original que esta al cuidado de los sacerdotes levitas; y lo tendrá consigo, y leerá en él todos los días de su vida ..." (Deuteronomio 17:14‑20)
d) El rey aplicaba justicia. Por ejemplo el caso de Salomón, las dos mujeres y el bebé (1 Reyes 3:16-28)

2. ¿A QUÉ TIPO DE REINO SE REFIERE ESTE TEXTO?
Se refiere a un reino o gobierno espiritual. Un día ese reino será concreto en la Tierra y Jesucristo gobernará durante mil años. Es el llamado milenio o reino milenario.

Si tomamos la palabra reino como sinónimo de “gobierno”, veremos que Jesús se refiere a una autoridad gubernamental espiritual. Esta autoridad es ejercida sobre cada ser humano de un modo:
a) Completo.
b) Permanente.
c) Absoluto o casi absoluto.

Un reino espiritual tiene las siguientes características, desde el punto de vista negativo:
a) No es parcial. El reino que gobierna espiritualmente sobre cada ser humano es completo y abarcador; gobierna su cuerpo, mente y espíritu.
b) No es ocasional. El reino no actúa a veces y otras veces no, sino que siempre está ejerciendo poder sobre la persona.
c) No es ilimitado. Cuando Jesús se refiere a “reino” está hablando de un poder casi absoluto sobre la persona. El límite lo pone el “libre albedrío” dado por Dios al hombre, la libertad que éste tiene de escoger uno u otro camino. Ya veremos esto en detalle.

3. ¿CUÁNTOS REINOS ESPIRITUALES HAY EN ESTE MUNDO?
Hay sólo dos reinos espirituales: el Reino de Dios y el Reino de Tinieblas, no hay gobiernos espirituales intermedios. El Reino de Dios es gobernado por el Señor Jesucristo y el Reino de Tinieblas por el príncipe de este mundo. Nótese que Jesús lo llama “príncipe” y no rey. La autoridad de Jesucristo es mayor que la de Satanás. Éste está sujeto y limitado a la autoridad de Dios. La autoridad de Jesucristo es total. “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.” (San Mateo 28:18) La autoridad de Satanás es menor que la de Jesucristo, puesto que fue vencido por el Hijo de Dios en la cruz del Calvario. Por eso Jesucristo puede arrebatarle las almas con cierta facilidad.

4. ¿EN QUÉ REINO ANDÁBAMOS ANTES DE CONVERTIRNOS?
Nosotros vivíamos en el Reino de Tinieblas, el que está conformado por los de corazón entenebrecido, “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.” (Romanos 1:21). En ese reino están los que siguen la corriente de este mundo y son hijos de ira, como dice la Biblia: “1 Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, 3 entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.” (Efesios 2:1-3)

5. ¿CÓMO PUEDE EL SER HUMANO LIBERARSE DEL REINO DE TINIEBLAS?
El que vive en tinieblas está ciego (no ve la realidad Divina), está dormido (no ha despertado a la Verdad), está muerto (no hay vida de Dios en él), está en ignorancia (desconoce la Verdad); por eso Satanás puede dominarlo, porque lo tiene atado espiritualmente. Las características del que está en tinieblas son su: rebeldía contra Dios, culpabilidad, egoísmo e ignorancia. Cuando escucha la Palabra de Dios, descubre lo que Jesucristo hizo por él en la cruz y reconoce su condición de pecador, puede ser liberado. El Hijo de Dios nos liberó en la cruz de las ataduras de Satanás. Éste tiene atados y engañados a millones de seres humanos. Está en nuestras manos creer o rechazar el mensaje de salvación.

Volvamos al tema de la autoridad ilimitada de los reinos.
A) Si estoy bajo el Reino de maldad y comienzo a rechazar ese reino, éste podrá reclamar su propiedad, que soy yo, y me obligará a ejercer su voluntad, por medio de las tentaciones de la carne y del mundo. El reino malo tiene sus propias estrategias para dominar al hombre. Por supuesto éste podrá vencer esas tentaciones y no seguir al “príncipe de este mundo”.

¿Por qué Satanás “suelta” a sus esclavos? Porque Jesucristo los compró con su vida, con su sangre. Sin embargo, está en manos del ser humano obedecer a este llamado, cuando se encuentra con Jesucristo y hacer válida o no esa “compra”. Dios respeta nuestras decisiones.

B) En cambio, en el Reino bueno, si comienzo a rechazar la voluntad Divina, Dios podrá reclamar mi voluntad atrayéndome, motivándome por medio del amor y sancionándome con sabiduría hasta lograr rescatar mi corazón. Ambos reinos tienen poder, pero lo utilizan de un modo distinto. Ambos reinos están limitados, por voluntad de Dios, por la voluntad humana. Nadie puede obligar al hombre y a la mujer a hacer algo contra su propia voluntad; esto es algo establecido por Dios para Su creación humana. Las personas tienen el libre albedrío para llevar a cabo sus propias elecciones. El propio Dios les dice a las personas que escojan seguirlo para recibir Sus bendiciones: "A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia" (Deuteronomio 30:19). Josué les dice a las personas que escojan servir Dios o a los ídolos de sus vecinos: "Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová" (Josué 24:15). La Biblia nos anima a que nosotros usemos nuestro libre albedrío para escoger lo bueno por sobre el mal: "... en cuanto a mi, yo y mi casa, serviremos al Señor." (Josué 24:15)

¿De quién depende, entonces, la salvación de las almas: del hombre, de Satanás o de Jesucristo? La salvación del alma es un trabajo glorioso que hizo Jesucristo en la cruz. Allí Satanás fue derrotado, pero aún él puede retener a las almas, porque ellas se lo permiten, ya que están en ignorancia y rebelión contra Dios. El hombre lo único que puede hacer es creer y tomar el regalo de la salvación. Si el ser humano no cree y rechaza la gracia, Dios no le puede obligar. No es que Dios no tenga el poder para obligar al hombre sino que Él mismo se ha limitado al dar libertad al ser humano de escoger o rechazar. Es un poder moral, Dios no obliga a nadie, Él quiere que le sirvamos por voluntad propia. En definitiva la salvación del alma depende de Jesucristo, pero se activa por el sí del hombre.

a) Satanás tiene atado al hombre: “Como Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y como este anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.” (Hechos 10:38)

b) Jesucristo hace una transacción con Satanás, comprando al hombre con su propia vida, “Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.” (1 Corintios 6:20) “Habéis sido rescatados de la conducta necia heredada de vuestros padres, no con algo caduco, oro o plata, sino con una sangre preciosa, como de cordero sin tacha y sin mancilla, Cristo” (1 Pedro 1:18,19).

c) El hombre puede aceptar o rechazar ese rescate. “El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. / Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.” (San Juan 3:18,19)

6. ¿BAJO QUE REINO VIVIMOS HOY?
Ahora vivimos bajo el Reino de Dios, gobernado por nuestro Señor Jesucristo. Después de convertirme, Él es el Señor de mi vida y mi Salvador. El me sacó de las tinieblas y puso en Su Reino.

CONCLUSIÓN.
Al convertirnos a Jesucristo pasamos a ser gobernados por un Dios que es Espíritu, llamado Jesucristo. Él es ahora el Señor o Gobernante de nuestra vida. Cuando la Palabra de Dios habla de reino, se está refiriendo a un sistema espiritual de gobierno. Como los humanos somos seres espirituales, además de biológicos y psicológicos, debemos estar bajo un reino espiritual. En este mundo existen dos reinos o poderes, el de Dios en Jesucristo y el del diablo. Antes de convertirnos, sin saberlo, éramos gobernados por Satanás, en el Reino de Tinieblas. La única manera de ser liberados de esa potestad es creyendo en Jesucristo, quien dio su vida en la cruz del Calvario. Si creemos en Su mensaje, Su sacrificio y Su promesa de salvación, seremos salvos, convertidos a Él y trasladados de reino. De lo contrario, sólo nos espera la eterna condenación.


PARA TRABAJAR EN EL CENÁCULO:
1) ¿En qué aspectos de su vida pasada puede usted identificar la acción del Reino de Tinieblas?
2) ¿Qué defectos o debilidades cree usted que el Señor tiene que cambiar en su vida bajo el Reino de Dios?
3) Ahora que ha comprendido que vive bajo el Reino de Jesucristo, comprométase en una oración escrita a vivir de acuerdo a Su voluntad. Luego léala en voz alta a los discípulos de su cenáculo.

BIBLIOGRAFIA
1) “La Santa Biblia”, Casiodoro de Reina, revisión de 1960, Broadman & Holman Publishers, USA.
2) “Diccionario de la Real Academia de la Lengua de España”, en línea, Internet.
3) Santo Tomás de Aquino, “Suma teológica”, Parte I, Cuestión 51.
Artículo II. 4) Rich Deem, “La Predestinación Versus El Libre Albedrío”,
http://www.godandscience.org/doctrine/predestination-es.html
5) http://serjudio.com/rap3301a3350/rap3304.htm
6) Ministerios Antes del Fin; http://www.antesdelfin.com/resp0233.html