domingo, diciembre 23, 2012

EL MAGNIFICAT.


SEGUNDO MENSAJE DE NAVIDAD AÑO 2012
Sermón en Oasis de diciembre
Pastor Iván Tapia Contardo

 

“46 Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor; / 47 Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. / 48 Porque ha mirado la bajeza de su sierva; Pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones. / 49 Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre, / 50 Y su misericordia es de generación en generación A los que le temen. / 51 Hizo proezas con su brazo; Esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones. / 52 Quitó de los tronos a los poderosos, Y exaltó a los humildes. / 53 A los hambrientos colmó de bienes, Y a los ricos envió vacíos. / 54 Socorrió a Israel su siervo, Acordándose de la misericordia / 55 De la cual habló a nuestros padres, Para con Abraham y su descendencia para siempre. / 56 Y se quedó María con ella como tres meses; después se volvió a su casa.”
San Lucas 1:46-56
 

C

uenta el Texto que María, después de la anunciación del ángel de que ella sería madre del Hijo de Dios, se apresuró a viajar a una ciudad de Judá que quedaba en la montaña, donde vivía el sacerdote Zacarías y su esposa Elisabet, prima de la Virgen. Ambas estaban embarazadas. Al escuchar Elisabet el saludo de ella, la criatura saltó en su vientre “y Elisabet fue llena del Espíritu Santo.”
 
Inspirada por el Espíritu, exclamó, alzando la voz: “Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. / ¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí? / Porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. / Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor.”
 
Con estas palabras le dijo a María que, tanto ella como su hijo, eran benditas por Dios.  Reconocía que ella era  la madre de su Señor y que la visitara era un alto honor para ella. Le cuenta que al instante de escuchar su saludo, sintió el salto de alegría de la criatura que también ella llevaba en su vientre. Finalmente la llama “bienaventurada” porque creyó a Dios cuando le anunció que tendría un Hijo del Altísimo, pues se cumpliría lo que el Señor le anunció.
 
La respuesta o reacción de la madre de Jesús fueron las palabras que se ha dado en llamar “el magníficat”, en latín. Es un cántico y una oración que reproduce las palabras que María dirige a Dios en ocasión de su visita a su prima Elizabet o Isabel, quien lleva en su seno a Juan el Bautista. La primera frase en latín dice: Magnificat anima mea Dominum. Este encuentro entre ambas mujeres se habría producido en Ain Karim, pequeña población situada a 7 kilómetros al oeste de Jerusalén, en la montaña de Judea. El Magnificat es uno de los pasajes bíblicos más famosos relacionados con la madre de Jesús, reconocido como una síntesis de su vocación. Es un salmo de acción de gracias que destaca: a) la misericordia de Dios; b) la preferencia de Dios por los pobres y humildes; c) el poder, santidad y fidelidad de Dios; y d) las promesas que Dios hizo a los patriarcas.

 
En el Magnificat, María nombra a Dios de cinco formas:

1.      Señor. (verso 46) Engrandece mi alma al Señor;

2.      Dios. (verso 47) Y mi espíritu se regocija en Dios

3.      Salvador. (verso 47) mi Salvador.

4.      Poderoso. (verso 49) Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso;

5.      Santo. (verso 49) Santo es su nombre,

 

Acerca de Dios, nos dice que Él:

1.      Es un Dios Santo. (verso 49) Santo es su nombre,

2.      Es un Dios misericordioso. (verso 50) Y su misericordia es de generación en generación A los que le temen.

3.      Hace grandes cosas. verso 51) Hizo proezas con su brazo;

4.      No acepta la soberbia (verso 51) Esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones. (verso 52) Quitó de los tronos a los poderosos,

5.      Bendice a los humildes. (verso 51) Y exaltó a los humildes. (verso 53) A los hambrientos colmó de bienes, Y a los ricos envió vacíos.

6.      Cumple Sus pactos. (verso 54) Socorrió a Israel su siervo, Acordándose de la misericordia (verso 55) De la cual habló a nuestros padres, Para con Abraham y su descendencia para siempre.

 
Pero hay algo que debemos aprender de María, como discípula o sierva de Jesucristo. Es su actitud ante Dios y la determinación de haberla escogido a ella como madre del Señor. No se trata de adorar ni venerar a María, sino de aprender de sus actitudes correctas (porque también tuvo en algún momento actitudes incorrectas), tal como podemos aprender de las actitudes correctas de los apóstoles.

 

¿Cuál fue la actitud de María frente a Dios?

 

1.      Adoración. (verso 46) Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor

2.      Gozo. (verso 47) Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.

3.      Humildad. (verso 48) Porque ha mirado la bajeza de su sierva

4.      Reconocimiento. (verso 48) Pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones

5.      Gratitud. (verso 49) Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre

 

 

PARA TRABAJAR EN EL CENÁCULO:

1) ¿Engrandece con frecuencia su alma al Señor?
2) ¿En qué ocasiones se regocija usted en Dios? ¿Lo hace en momentos difíciles o de prueba?
3) ¿Considera usted que es merecedor/a de las bendiciones del Señor?
4) ¿Se considera usted un/a bienaventurado/a?
5) Nombre cinco de las grandes cosas que ha hecho Dios Todopoderoso en usted.

 

BIBLIOLINKOGRAFÍA

  • “Biblia de Estudio La Biblia de las Américas”; The Lockman Foundation; California; U.S.A.; 2000.
  • La Santa Biblia”, Casiodoro de Reina, revisión de 1960, Broadman & Holman Publishers, USA.
  • “Diccionario de la Real Academia de la Lengua de España”, en línea, Internet.
  • Versión Reina-Valera 1995; Santa Biblia Edición de Estudio; Sociedades Bíblicas Unidas; Estados Unidos de América, 1998.
  •  http://biblelessonsite.org/spanish/spanish_elizabeth.pdf
  • Selah; http://www.webselah.com/lucas-1-39-45
  • Wikipedia; El Magnificat;  http://es.wikipedia.org/wiki/Magn%C3%ADficat_(oraci%C3%B3n)

 

 

 

 

jueves, diciembre 20, 2012

¿QUIÉN ES ESTE NIÑO?




PRIMER MENSAJE DE NAVIDAD AÑO 2012
Predicado en la Celebración de Navidad 

Pastor Iván Tapia Contardo
 
“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.” Isaías 9:6,7

“Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. / Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS.” San Lucas 1:30, 31

“Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: / que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. / Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. / Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: / ¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!” San Lucas 2:10-14

“Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos,  / diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.” San Mateo 2:1,2
 

A

 Jesús se le puede llamar de muchas formas.  Algunos eruditos han encontrado más de 700 títulos y diferentes nombres de Jesús en la Biblia. En Navidad adoramos al Niño Dios; ponemos en nuestros pesebres y en los templos la figura de un niño en pañales; recibimos y mandamos tarjetas que lo representan a Él en brazos de su madre. Pero ¿quién es verdaderamente Él? ¿Quién es este Niño?

En verdad ya no es un niño sino un hombre. Más que eso es el HOMBRE, así con mayúsculas, el Hijo del Hombre, como se hacía llamar él; porque Jesús posee todas las virtudes morales y capacidades humanas en su máxima expresión. Él, como todos nosotros, puede amar, pero amar en su mayor intensidad, hasta el punto de dar su propia vida por el prójimo. Él es sabio e inteligente, como potencialmente puede serlo cualquier ser humano, más él lo ha desarrollado a su máxima posibilidad.

Jesús no nace todos los años. Esa es una pedagogía de la Iglesia para evangelizarnos y para que no olvidemos el significado espiritual de la Navidad. Nosotros mismos celebramos nuestro cumpleaños pero con eso no nacemos de nuevo, es tan sólo una conmemoración, una celebración. El caso del nacimiento o natividad de Jesús tiene que ver con la encarnación de Dios, como Dios mismo se hizo hombre en Jesús.

Pero veamos las respuestas que nos da la Biblia a esta pregunta, en los textos que hemos escogido. De los nombres dados por el profeta Isaías, el arcángel Gabriel y los sabios del Oriente, los más importantes son aquellos que nos comunican la razón de ser de este Hombre-Dios.

¿Quién es este hombre?

1.      JESUCRISTO ES DIOS Fuerte, Padre Eterno. El profeta Isaías habló de Su Nombre: “y llamarás su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.”. Jesús es más que un maestro, un hombre notable o un gran filósofo; Él es Dios mismo hecho hombre. Por eso dijo a Sus apóstoles: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”.

2.      JESUCRISTO ES EL SALVADOR. El arcángel Gabriel le dijo a José que le pondría por nombre JESÚS, que significa Dios Salva. Necesitamos ser salvados de la condenación eterna. Nuestra alma necesita el trabajo sobrenatural que hace sólo Jesucristo.
 
3.      JESUCRISTO ES EL CRISTO. El ángel les dijo a los pastores “os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.” Le llamó Salvador y Cristo, o Mesías. La traducción griega del término hebreo מָשִׁיחַ (transliterado māšîaḥ o /mashiach/), Mesías, que significa ‘ungido’ Jesús es el consagrado para liberarnos del pecado. No hay otro por el cual podamos tener esa liberación.

4.      JESUCRISTO ES EL SEÑOR O REY. Los sabios del oriente preguntaron: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Trataron a ese Niño como el Rey. Este es un nombre fundamental. Él es el dueño y el que gobierna nuestras vidas.

En los cuatro casos se dio un nombre a Jesús. Todos coinciden en que se trata de un Rey o príncipe, Uno que tiene una misión. Nosotros sabemos cuál era y sigue siendo esa misión, la misión de Jesucristo: salvar a la Humanidad de su decadencia moral, de su muerte espiritual y de su destino fatal, el infierno, que no es otra cosa que estar para siempre lejos del Dios de amor.

Pero lo más importantes es quién es Jesús para ti. ¿Es tan sólo un personaje histórico, una figura de yeso en un templo, para venerar; alguien que vivió hace más de 2.000 años?  Cada uno en lo íntimo de su corazón necesita responder esta pregunta. Si para ti Jesucristo es el verdadero Dios, tu Salvador, el Cristo de Dios y el Señor, entonces debes entregarle toda tu vida a Él.

 

BOSQUEJO:
·        A Jesús se le puede llamar de muchas formas. 
·        ¿Quién es este Niño?
·        En verdad ya no es un niño sino un hombre.
·        Jesús no nace todos los años.
·        Hablaron de Él el profeta Isaías, el arcángel Gabriel y los sabios del Oriente
·        ¿Quién es este hombre?
1.      DIOS.
2.      SALVADOR.
3.      CRISTO.
4.      SEÑOR.
·        Pero lo más importantes es quién es Jesús para ti.
·        Debes entregarle toda tu vida a Él.

 

 

lunes, septiembre 10, 2012

UN CAMBIO DE ACTITUD




“Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más.” (Isaías 45:22)

Es necesario que todo hombre y mujer en algún momento de su vida, ojalá más tempranamente, se acerque a Dios y defina su destino frente a Él.

“Mirad a mí” nos dice Dios, nuestro Creador. ¿Cómo le miraremos? Indudablemente con los ojos de la fe. Dios mismo busca al Hombre, Él desea que todo ser humano tenga un encuentro con Su Persona. No hay nadie en esta tierra que en algún momento de su vida no se enfrente a esta realidad superior: Dios nos espera. El problema es que los seres humanos, ocupados en sus distintos asuntos, no desean encontrarse con esa realidad. Algunos la niegan y otros la eluden o postergan para sus últimos días. Quizás piensan que el encuentro con Dios es para gente religiosa y para ancianos próximos a la muerte. Aún más, se asocia a Dios con la muerte, y a la muerte se la ve como algo desagradable y opuesto a la vida. Sin embargo la muerte es una experiencia que está muy cercana a todos y que nos conecta con la vida eterna o “la vida después de la vida”, como se llama ahora.

También podemos considerar que la muerte es parte de la vida, tan sólo una puerta, un paso entre esta existencia y la existencia del alma más allá de ella. En verdad todo ser humano tiene un cuerpo físico, que es su elemento material, y un elemento o cuerpo espiritual, que jamás muere. Del destino de ese cuerpo espiritual, alma y espíritu (psique y pneuma, en griego) se encarga la Religión. Esta palabra nos habla de “religar”, es decir volver a unir al hombre con Dios. Aunque queramos, no podemos eximirnos en la vida de esta “asignatura”. Todos, de una u otra forma, necesitaremos religarnos con el Creador. Con distintos enfoques, con doctrinas diferentes, con prácticas y libros sagrados distintos, las religiones del Hombre pretenden indicarnos el camino que nos lleva hacia esa eternidad.

El Judaísmo, una de las tres grandes religiones de la Antigüedad nos habla desde la Biblia, por medio del escrito del profeta Isaías, estas palabras que son de Dios: “Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más.”  Necesitamos alguna vez comenzar a mirarlo a Él para ser salvados de nuestra pobre condición espiritual de personas que no han desarrollado las virtudes de Dios ni han reconocido al Todopoderoso como el Dueño de la vida. Es un llamado a todos los hombres y mujeres del planeta a cambiar de actitud para con Él. “Yo soy Dios” dice Él “y no hay más”. Sin embargo hacemos dioses a nuestro amaño, adorando la ciencia, la tecnología, el dinero, el poder, las artes y aún nuestros propios cuerpos. Las Escrituras nos hacen un fuerte llamado a volvernos de nuestro camino de perdición y mirar al que nos creó, nos ama y desea nuestra salvación.

Podemos ante estas palabras tener distintas actitudes:

a)      No creerlas y pensar que son una locura, asunto de “iluminados” religiosos. Actitud de incredulidad.

b)      No darles importancia, palabras para otro tipo de personas, pero respetar esa postura. Actitud de indiferencia.

c)      No aceptarlas pues son escrituras que no considero sagradas ni inspiradas, son de un libro judío, y no corresponden a nuestra religión. Actitud de rechazo.

d)     Definitivamente considerarlas algo poco serio, propio de gente ignorante o primitiva, pues sólo hemos de creer en la Ciencia. Actitud de desprecio.

Cualquiera sea la actitud que usted tenga, Dios no deja de hablarle  en estas páginas de la Biblia: “Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más.” Sólo pide una cosa: que le escuche, que cambie su actitud ante Él. Pruebe deponer esa actitud de incredulidad, indiferencia, rechazo o desprecio, y con buena voluntad oír la Voz de su Creador que le dice: “Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más.” Pruebe y tal vez inicie un camino que le sorprenderá, un sendero que le llevará a resolver esos asuntos que a usted siempre le han preocupado y jamás pudo solucionar. Atrévase a cambiar de actitud con Dios y Él le sorprenderá. Se lo prometo.


domingo, julio 08, 2012

EL SEPULCRO VACÍO.



Pastor Iván Tapia Contardo
Tema expuesto al Consejo de Pastores de Valparaíso
Sábado 7 de julio de 2012.

TEXTO:
“1 El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas. / 2 Y hallaron removida la piedra del sepulcro; / 3 y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. / 4 Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes; / 5 y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? / 6 No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea, / 7 diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día. / 8 Entonces ellas se acordaron de sus palabras, / 9 y volviendo del sepulcro, dieron nuevas de todas estas cosas a los once, y a todos los demás. / 10 Eran María Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo, y las demás con ellas, quienes dijeron estas cosas a los apóstoles. / 11 Mas a ellos les parecían locura las palabras de ellas, y no las creían. / 12 Pero levantándose Pedro, corrió al sepulcro; y cuando miró dentro, vio los lienzossolos, y se fue a casa maravillándose de lo que había sucedido.” (San Lucas 24:1-12)

INTRODUCCIÓN:

San Lucas es un hombre culto de su época. Ha decidido dejar un registro serio y acucioso de los hechos de Jesucristo y de los apóstoles. Viene a ser un historiador o periodista de la Iglesia apostólica. A la usanza de la época, dirige sus escritos a un hombre ilustre llamado Teófilo. El Evangelio según San Lucas es el primer tratado, una biografía de Jesús, el Maestro y Salvador. El segundo tomo lo constituye el Libro de los Hechos o Actos de los Apóstoles, llamado por algunos Hechos del Espíritu Santo, porque es la Tercera Persona de la Trinidad la que se manifiesta en todas las acciones de la Iglesia y sus líderes.

El primer tratado narra “todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar” hasta su resurrección de entre los muertos. Él previamente dio “mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido”. Muchas son las órdenes de Jesús para con los apóstoles y por ende para todos los cristianos de todas las épocas, instrucciones que son nuestro deber cumplir. Alguien ha contabilizado hasta 90 directivas prácticas dadas por Jesús a Sus discípulos.

Cuenta al inicio del segundo tratado, el Libro de los Hechos, lo siguiente:

“1 En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, / 2 hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido; / 3 a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios.” (Hechos 1:1-3)

Luego de padecer en la cruz el juicio de Dios a la Humanidad, en Su propio cuerpo y alma, Jesucristo descendió al lugar de los muertos donde anunció Su victoria sobre el mal y, resucitado por el poder de Dios, “se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios.”(Hechos 1:1-3) Afirma el médico Lucas que Jesús, el Cristo (griego) o Mesías (hebreo), “se presentó vivo” a los apóstoles, sus mujeres y otros seguidores. Esto significa que había vuelto a la vida desde la sepultura, cosa que ningún ser humano ha logrado jamás hacer. No es el mismo caso de Lázaro, resucitado por Jesús, quien recuperó el mismo cuerpo que tenía antes de fallecer, sino una resurrección para vida eterna con un cuerpo celestial o glorificado.

Asegura San Lucas que estas apariciones de Jesús resucitado cuentan “con muchas pruebas indubitables”, es decir que no puede dudarse de ellas. ¿Cuáles son esas pruebas a las que atribuye Lucas absoluta certeza de la resurrección de Jesús, que fue el Maestro el que apareció a los apóstoles y no un impostor, y que tampoco fue producto de su imaginación o dolor por la pérdida? Agrega, además, algo extraordinario: este Jesús se les apareció no sólo una o tres veces, sino “durante cuarenta días” En aquel mes y medio les volvió a hablar acerca del reino de Dios, continuando Su discipulado con ellos. Si consideramos la experiencia que vivió el apóstol Pedro más adelante, cuando orando en éxtasis, el Señor le muestra un paño con animales puros e impuros para comer, nos damos cuenta que el discipulado de Jesús jamás termina. Él seguirá enseñando a Sus apóstoles. Lo hizo en Su ministerio terrenal, lo hizo como Cristo Resucitado y continuó haciéndolo como el Cristo Ascendido. El ser humano no es perfecto sino perfectible, pecador factible de aprender santidad. El propósito de Dios es llevarnos a Su perfección, por tanto jamás dejaremos de ser enseñados por el Señor. Ya que Él es infinitamente Sabio, necesitaremos una eternidad para aprender Su Sabiduría.

¿Cuáles son esas “muchas pruebas indubitables” que tuvieron los apóstoles para asegurar la resurrección de su Maestro?

Hoy deseo invitarles a examinar una de las pruebas más contundentes de la resurrección del Señor Jesucristo: el sepulcro hallado vacío.

Pero antes recapitulemos los hechos en una breve CRONOLOGÍA DE LA MUERTE DE JESÚS.

1. Jesús muere a las 3 de la tarde
Hubo tinieblas desde las 3 de la tarde hasta las 6
El sol se oscureció
El velo del templo se rasgó por la mitad.
Jesús clama: ¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!
Muere
El centurión da gloria a Dios, diciendo: Verdaderamente este hombre era justo
La multitud, viendo lo que había acontecido, regresan golpeándose el pecho
Sus conocidos y las mujeres de Galilea, permanecen lejos mirando estas cosas
 
2. El cuerpo muerto de Jesús fue quitado de la cruz
José, de Arimatea, miembro del concilio, varón justo, va a Pilato y pide el cuerpo
Lo bajan de la cruz
Lo envuelve en lienzos con especias aromáticas y una sábana
Nicodemo vino trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como 50 kilos
 
3. El cuerpo de Jesús fue colocado en una tumba.
Le llevan a un huerto cercano al lugar donde le crucificaron
Le pone en un sepulcro abierto en una peña del huerto, que no había sido usado
Era día de la preparación, anterior al día de reposo.
 
4. Las mujeres preparan la unción del cuerpo.
Las mujeres le siguieron, vieron el sepulcro y cómo fue puesto su cuerpo.
Vueltas, prepararon especias aromáticas y ungüentos
Descansaron el día de reposo
 
5. Fue puesta una guardia romana ante la tumba
Se reunieron los principales sacerdotes y los fariseos ante Pilato
Le dicen: Señor, aquel engañador dijo que resucitaría después de 3 días.
Manda que se asegure el sepulcro 3 días, no sea que lo hurten y digan que resucitó
Pilato les facilitó una guardia para asegurar y sellar la piedra del sepulcro
 
6. Las mujeres encuentran la tumba vacía.
El domingo muy temprano, las mujeres vienen al sepulcro
Traen las especias aromáticas que habían preparado para ungir el cuerpo de Jesús
Encuentran removida la piedra del sepulcro
Entran y no hallan el cuerpo del Señor
Quedan perplejas
Dos ángeles con vestiduras resplandecientes se paran junto a ellas
Les da miedo y bajan el rostro a tierra
Un ángel les pregunta: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?
No está aquí, sino que ha resucitado.
Les recuerda la promesa de Jesús, que resucitaría al tercer día de muerto
Ellas se acordaron de sus palabras
Regresan y lo cuentan a los discípulos y los demás
A ellos les pareció que estaban locas
Pedro corrió al sepulcro y cuando miró dentro, vio los lienzos solos
Volvió a casa maravillándose de lo que había sucedido
 
¿Qué nos enseña la tumba vacía de Jesús?
 
1. UNA PIEDRA REMOVIDA.
“1 El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas. / 2 Y hallaron removida la piedra del sepulcro; / 3 y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. / 4 Aconteció que estando ellas perplejas por esto,” (versos 1-4)

La tumba había sido cavada en la roca y aparentemente contenía una sola caverna. Una piedra enorme fue rodada en una huella ligeramente deprimida a la entrada. El peso de la piedra era de entre 1,5 tonelada, es decir 1.500 kilos.

El apóstol Juan lo relata así: “1 El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del sepulcro.” (San Juan 20:1) El primer día de la semana es el domingo. Ya ha pasado el día de reposo y viene la Magdalena a ungir el cuerpo de Jesús. Aún está oscuro. Se sorprende cuando ve quitada la piedra que hacía de puerta de la tumba.

Quien va al cementerio a visitar un deudo, espera encontrar todo en orden. Lleva flores, en señal de recuerdo, dispuesto a elevar una oración de gratitud a Dios por lo que fue esa vida para él o ella, y quizás a recordar con alegría, pena o nostalgia, aquellos tiempos disfrutados en el pasado. Un pobre consuelo para algunos, una esperanza para nosotros pues un día volveremos a encontrarnos con aquellos que partieron con el Señor.

Pero, imagínese usted, cómo reaccionaría si un día encontrase esa tumba vacía y sin el cadáver. Más aún, el ataúd abierto y ordenadamente las ropas del muerto adentro. Como aquellas mujeres, perplejo. Lo primero que haría sería ir a reclamar a las oficinas del cementerio. Pensaría que robaron al difunto o que lo lanzaron a la fosa común por no pago.

Frente a situaciones extraordinarias, fuera de lo común o inesperadas, no sabemos qué hacer, quedamos confundidos porque no nos podemos explicar la razón, dudamos de lo que se debe hacer. Es decir nos quedamos perplejos. Así es la reacción de cualquier ser humano frente a la resurrección. ¡Es algo increíble! No se puede creer que alguien vuelva de la muerte. ¡Es inverosímil! No puede ser verdadero. Es tan evidente que la muerte es definitiva, que nadie vuelve para contarlo, que humanamente nuestra carne se resiste a creerlo. Así es nuestra reacción frente a lo extraordinario y enigmático, aún teniendo fe ¡Cuánto más será para los incrédulos!

Esa piedra removida representa nuestra incapacidad para creer en lo sobrenatural, lo anclados que estamos a esta realidad terrena de vida y muerte, que sólo vemos una tumba vacía. Para ver a Jesucristo Resucitado necesitamos de algo más que argumentos, los ojos de la fe.

2. EL CADÁVER DEL SEÑOR AUSENTE.
“entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús” (verso 3)

Vamos a detenernos aquí para revisar el punto de vista de los incrédulos, respecto de este asunto. Ateos y agnósticos han levantado algunas FALSAS TEORÍAS ACERCA DE LA RESURRECCIÓN.

a. Los amigos de Cristo robaron el cuerpo.
Algunos dicen que los amigos de Cristo robaron el cuerpo. Esto significa que una de las mujeres entretuvo a los guardias mientras las otras dos movían la piedra y se llevaban el cuerpo en puntas de pie, o que sujetos como Pedro (recuerden lo valiente que era) y Tomás (recuerden lo fácil de convencer que era) se apoderaron de los guardias, robaron el cuerpo y fabricaron un mito.

Contra teoría: Esta teoría difícilmente parece plausible. La guardia era demasiado poderosa, la piedra era demasiado pesada y los discípulos, sin haber experimentado todavía el poder del Espíritu Santo, eran demasiado cobardes como para intentar semejante proeza. Por otra parte, es imposible que creyentes judíos y, además, seguidores de Jesucristo no cumplieran los mandamientos de no robar y no mentir: “15 No hurtarás. / 16 No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.” (Éxodo 20:15,16)

b. Los enemigos de Cristo robaron el cuerpo.
Si no lo hicieron los amigos, entonces lo habrán hecho sus enemigos. Ellos robaron el cuerpo.

Contra teoría: ¿Por qué motivo habrían de hacerlo? Tal vez para evitar que los discípulos lo robasen. Ellos consideraron que bastaba con poner soldados a cuidar el cuerpo: “62 Al día siguiente, que es después de la preparación, se reunieron los principales sacerdotes y los fariseos ante Pilato, / 63 diciendo: Señor, nos acordamos que aquel engañador dijo, viviendo aún: Después de tres días resucitaré. / 64 Manda, pues, que se asegure el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vengan sus discípulos de noche, y lo hurten, y digan al pueblo: Resucitó de entre los muertos. Y será el postrer error peor que el primero. / 65 Y Pilato les dijo: Ahí tenéis una guardia; id, aseguradlo como sabéis. / 66 Entonces ellos fueron y aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y poniendo la guardia.” (San Mateo 27:62-66)

Si los romanos o los judíos hubieran robado el cuerpo, lo habrían expuesto públicamente, y el cristianismo hubiera muerto. No lo hicieron, y el cristianismo no murió.

c. Cristo no murió sino que sólo estuvo inconsciente.
Es la "teoría del desmayo" o del “estado cataléptico”, que en realidad Je4sús no murió sino que sólo estuvo inconsciente. Los romanos expertos en ejecuciones simplemente habrían creído que estaba muerto. Después de unos días en la tumba este hombre, sin comida o medicina, el aire frío lo revivió. Luego, de acuerdo con esta teoría, se libró de su envoltura de 50 kilos de ropa mortuoria, hizo rodar la piedra hacia afuera con sus manos horadadas por los clavos, espantó a los soldados romanos, caminó varios kilómetros con sus pies heridos, y convenció a Sus discípulos que había resucitado de la muerte.

Contra teoría: Esta es aún más difícil de creer que la resurrección misma. Cuando los soldados “remataron” a los dos ladrones que le acompañaban en su crucifixión, quebrándoles las piernas, Jesús ya había fallecido. Para acelerar la muerte, los soldados quebraban las piernas de los crucificados, utilizando para ello una lanza romana para despedazar los huesos de la parte inferior de las piernas. Eso evitaba que la persona empujara hacia arriba con las piernas para poder respirar, así que la muerte les seguía en cuestión de minutos.

El Evangelista Juan nos dice: “31 Entonces los judíos, por cuanto era la preparación de la pascua, a fin de que los cuerpos no quedasen en la cruz en el día de reposo (pues aquel día de reposo era de gran solemnidad), rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas, y fuesen quitados de allí. / 32 Vinieron, pues, los soldados, y quebraron las piernas al primero, y asimismo al otro que había sido crucificado con él. / 33 Mas cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas. / 34 Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua. / 35 Y el que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis. / 36 Porque estas cosas sucedieron para que se cumpliese la Escritura: No será quebrado hueso suyo. / 37 Y también otra Escritura dice: Mirarán al que traspasaron.” (San Juan 19:31-37)

En el Nuevo Testamento se nos dice que los huesos de Jesús no fueron quebrados como ocurrió con los otros crucificados. Esto fue así porque los soldados habían confirmado que Jesús había muerto; así se cumplió la profecía del Antiguo Testamento acerca del Mesías donde se dice que ninguno de sus huesos sería quebrado. Pero el soldado romano para confirmar la muerte de Jesús le clavó la lanza en su costado derecho. La lanza atravesó el pulmón derecho y penetró el corazón. Por lo tanto, cuando se sacó la lanza, salió fluido claro, como el agua, seguido de un gran volumen de sangre, tal como lo describe Juan, uno de los testigos oculares, en su Evangelio.

El fenómeno de la sangre y el agua puede ser considerado como un milagro pero también se puede explicar biológicamente por la perforación del seno pericardial. Este una especie de bolsa o saco que cubre completamente al corazón y se prolonga hasta las raíces de los grandes vasos, constituido por dos capas de membranas que cubren el corazón y lo separan de las estructuras vecinas.

Por lo tanto, es imposible que Jesús estuviera vivo después de la crucifixión, y si hubiera sido así los soldados romanos se habrían dado cuenta.

En otras palabras, si Jesús fue muerto, ¿Quién tiene el cuerpo? Todo lo que tenemos es un sepulcro vacío.

“3 Y salieron Pedro y el otro discípulo, y fueron al sepulcro. / 4 Corrían los dos juntos; pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro, y llegó primero al sepulcro. / 5 Y bajándose a mirar, vio los lienzos puestos allí, pero no entró. / 6 Luego llegó Simón Pedro tras él, y entró en el sepulcro, y vio los lienzos puestos allí, / 7 y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte. / 8 Entonces entró también el otro discípulo, que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó. / 9 Porque aún no habían entendido la Escritura, que era necesario que él resucitase de los muertos. / 10 Y volvieron los discípulos a los suyos.” (San Juan 20:3-10)

La ausencia del cadáver de Jesús representa la curiosidad humana y la necesidad de una explicación plausible al gran misterio de la muerte y de la vida.

3. PRESENCIA DE ÁNGELES Y EVIDENCIA DE SU RESURRECCIÓN.
“4 Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes; / 5 y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?” (versos 4,5)

Sólo la intervención Divina puede hacernos ver la realidad de lo que experimentamos. Las mujeres, al ver estos varones iluminados, de inmediato comprendieron que eran seres sobrenaturales. Su reacción fue agacharse reverentemente ante ellos. ¿Qué haríamos nosotros si se nos apareciera un ángel? ¿Cuál sería nuestra reacción? Creo que la misma, un temor reverente, pues estaríamos frente a seres muy cercanos a Dios, santos, puros y con cierto grado de poder, mayor al nuestro.

Las mujeres requerían, como los apóstoles, esta intervención angélica, para comprender por qué la tumba estaba vacía. Igualmente todo ser humano necesita de una intervención del Señor para entender sus sufrimientos, pérdidas, dolores. He aquí el mayor sentido de nuestro pastorado: dar una explicación Divina al que sufre. El hombre y la mujer están solos, como ovejas sin Pastor. Necesitan de alguien que les haga comprender las realidades espirituales, para que levanten su mirada por sobre su miseria. Y de nosotros, los ministros de Dios, sólo Él pide misericordia, o sea un corazón para la miseria humana. No estamos para criticar, para herir o enojarnos con el pecador, sino para amarle y ayudarlo a conocer el camino que puede conducirlo a la salvación.
 
La pregunta que hicieron los ángeles a ellas es “como un aguijón, como un clavo hincado”: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?” Ellas buscaban en la tumba vacía del cementerio al que estaba vivo. ¡Cuánto tiempo buscamos entre los que están muertos en tinieblas de pecado, la vida! Allí, en el vicio, en el juego, en la droga, en la juerga, en el sexo desordenado, en el dinero, en la fama, en el poder, en la ciencia humana… no está la vida eterna. Tampoco en los ídolos religiosos, en los iconos mudos, al que muchos éramos arrastrados por el diablo.

Nosotros también podemos caer en ello y buscar entre los muertos al que vive. Líbrenos el Señor de desviar nuestro camino del Evangelio hacia otros senderos, el lugar de los muertos, el cementerio espiritual. Cada uno sabe dónde está el peligro para su vida. El Espíritu Santo nos guíe a hacer la senda que nos corresponde, a cumplir con nuestra tarea, que es: a) orar por todos; b) visitar a los que sufren; c) enseñar la Palabra y evangelizar; d) reunir a Su pueblo; y e) dar amor a todo el mundo. Nuestra única búsqueda y tarea primordial ha de ser la salvación de las almas.

En la tumba vacía del dolor, podemos encontrarnos con la Divinidad, por medio de la fe. La presencia de ángeles representa la necesidad del ser humano de la explicación Divina.

4. EL CUMPLIMIENTO DE SUS PALABRAS.
“6 No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea, / 7 diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día. / 8 Entonces ellas se acordaron de sus palabras, / 9 y volviendo del sepulcro, dieron nuevas de todas estas cosas a los once, y a todos los demás.” (versos 6-9)

El Evangelista San Marcos, registra tres veces que Jesús les habla a los discípulos acerca de su muerte y posterior resurrección.

a) Luego de la confesión de Pedro acerca de la Divinidad de Jesús, y antes de su reconvención, cuando el Maestro tuvo que reprenderle:

“31 Y comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo del Hombre padecer mucho, y ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto, y resucitar después de tres días.”(San Marcos 8:31)

b) En la transfiguración, al bajar del monte, les habló así:

“9 Y descendiendo ellos del monte, les mandó que a nadie dijesen lo que habían visto, sino cuando el Hijo del Hombre hubiese resucitado de los muertos. / 10 Y guardaron la palabra entre sí, discutiendo qué sería aquello de resucitar de los muertos.” (San Marcos 9:9,10)

c) Cuando subían a Jerusalén, en la última Pascua, antes de Su Pasión:

“32 Iban por el camino subiendo a Jerusalén; y Jesús iba delante, y ellos se asombraron, y le seguían con miedo. Entonces volviendo a tomar a los doce aparte, les comenzó a decir las cosas que le habían de acontecer: / 33 He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte, y le entregarán a los gentiles; / 34 y le escarnecerán, le azotarán, y escupirán en él, y le matarán; mas al tercer día resucitará.” (San Marcos 10:32-34)

La tumba vacía es la comprobación de estas palabras de Jesús. El Señor ha resucitado, ha muerto por los pecadores como un Cordero en sacrificio. Él murió por todos, incluidos los que hemos sido llamados a ser pastores de Su Iglesia. Somos ovejas del Señor para servir humildemente a nuestros hermanos.

CONCLUSIÓN.
El sepulcro vacío, hasta el día de hoy en Jerusalén, nos enseña a todos los cristianos y particularmente a los pastores algunas cuestiones importantes:

1) UNA PIEDRA REMOVIDA, la incapacidad del ser humano para creer en lo sobrenatural;

2) EL CADÁVER DEL SEÑOR AUSENTE, la curiosidad humana y la necesidad de una explicación plausible al gran misterio de la muerte y de la vida;

3) PRESENCIA DE ÁNGELES Y EVIDENCIA DE SU RESURRECCIÓN, la necesidad del ser humano de la explicación Divina; y

4) EL CUMPLIMIENTO DE SUS PALABRAS. Jesucristo no mintió, Dios no miente y cumple lo que ha prometido.

Como ministros del Señor estamos llamados a remover la piedra de la incredulidad e ignorancia espiritual, como afirmar el gran amor de Dios por los perdidos. Debemos ayudar a la fe del ser humano para creer en lo sobrenatural. Todos tenemos una gran curiosidad y necesidad de creer y explicarnos la trascendencia, el sentido de la vida, qué propósito tiene todo esto, por sobre nuestras miserias. Como los ángeles mensajeros, hemos sido llamados, capacitados y enviados a nuestras familias, barrios, iglesias, ciudades, para entregar a los hombres la explicación de Dios, el Evangelio de la Gracia de Dios, el Evangelio del Reino de Dios, el Evangelio Eterno, el Evangelio de la Reconciliación. No debemos desmayar en este propósito, sino animarnos. Ese es el sentido de este discurso y de estas reuniones pastorales. No para otra cosa que para estimularnos a cumplir la Gran Comisión. la tumba vacía nos anuncia que queda poco tiempo. Él no está allí, ha resucitado y regresará a buscarnos. En tanto, hagamos la tarea, para que cuando vuelva nos encuentre haciendo así. Oremos.