PANORAMA BÍBLICO
XLIV PARTE
HECHOS DE LOS APÓSTOLES.
1.
RECIBIRÉIS PODER.
Pastor Iván Tapia Contardo
Lectura bíblica: Hechos 1:8
Propósitos: a)
Conocer el contenido y comprender el sentido del Libro de Hechos en sus tres primeros capítulos; b) Conocer y valorar
la promesa del Padre y sus requisitos; c) Identificar los distintos
aspectos de la prueba de veracidad de la recepción del Espíritu Santo; d)
Conocer y valorar la demostración del poder del Espíritu Santo.
“8 pero recibiréis poder, cuando haya venido
sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda
Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” (Hechos
1:8)
os
tres primeros capítulos del Libro de los Hechos se refieren a la promesa del
Padre en el Antiguo Testamento, luego ratificada por Jesús, que es la venida
del Espíritu Santo a los apóstoles, familia y discípulos del Señor, con el
propósito de ser capacitados con un poder especial, Espíritu heredado por la
Iglesia. Esta primera parte de los Hechos encierra la promesa, la recepción y
la demostración del bautismo del Espíritu Santo.
Muchos han denominado este libro
como “Libro de los Hechos del Espíritu Santo” pues de aquí en adelante la
Biblia tendrá como Personaje central al Espíritu de Dios, así como en el Evangelio
fue Jesucristo y en el Antiguo Testamento, Jehová. Será el Espíritu el que dará
inicio al ministerio de los Apóstoles y a la formación de la Iglesia; será el
mismo Espíritu el que respaldará a los primeros cristianos en la
evangelización, la extensión del Evangelio, acompañándolos de sanidades y
milagros.
En esta lección nos referiremos a la primera parte de la
promesa del Maestro a Sus discípulos: “8
pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo”
La palabra clave es “poder”. El Espíritu Santo es la Tercera Persona de la
Trinidad Divina, y es también “poder de Dios”. El Espíritu capacita al
cristiano y a la Iglesia para vivir la fe de Jesús.
Los tres primeros capítulos del Libro de los Hechos tratan
sobre ese poder en tres aspectos.
¿Qué
aspectos sobre el poder del Espíritu Santo trata el Libro de Hechos?
1.
Promesa del poder del Espíritu Santo.
(Hechos 1) El bautismo del Espíritu Santo es una promesa de Dios
para todos los cristianos. Este Espíritu es el mismo Espíritu de Dios que trae
consigo todo el poder que necesita el discípulo para ser transformado a
semejanza del Hijo y servir a Dios. Para que una Iglesia o comunidad cristiana
reciba esa promesa, ésta debe:
a) Esperar la
promesa del Padre: “4 Y
estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la
promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. / 5 Porque Juan
ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu
Santo dentro de no muchos días.” (Hechos 1:4,5)
Jesús dio
mandamientos a los apóstoles inspirado por el Espíritu Santo. Después de haber
padecido la muerte de cruz, se presentó vivo a ellos. Se les apareció durante
cuarenta días. En ese período los discipuló, hablándoles una vez más acerca del
Reino de Dios. Les ordenó que esperaran en la ciudad de Jerusalén “la promesa
del Padre”. Ésta consistía en el derramamiento del Espíritu Santo, tal como los
profetas y el mismo Jesús lo prometió. A este fenómeno espiritual lo llamó ser “bautizados con el Espíritu Santo”.
b) Ser testigos
de Jesucristo: “8
pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y
me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último
de la tierra.” (Hechos 1:8)
Los discípulos
estaban muy preocupados por saber cuando el Señor restauraría el reino a
Israel. La respuesta de Jesús fue que a ellos no les correspondía ese
conocimiento que era sólo del Padre. Lo que sí debían saber y hacer era esperar
en Jerusalén la venida del Espíritu Santo y luego ser testigos de Jesucristo en
todo el mundo. El plan era comenzar por Jerusalén, continuar en Judea, luego Samaria,
y finalmente “hasta lo último de la tierra”.
Luego Jesús
ascendió y una nube le ocultó de sus ojos. Mientras los testigos observaban
aparecieron dos varones con vestiduras blancas, que les aseguraron que
Jesucristo volvería del mismo modo en que se había marchado.
c) Perseverar unánimes
en la oración: “14
Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con
María la madre de Jesús, y con sus hermanos.” (Hechos 1:14)
Este primer
capítulo termina con un suceso singular. Los apóstoles y sus familias, junto a
la madre de Jesús y Sus hermanos “perseveraban unánimes en oración y ruego”. Un
día en que había como 120 personas reunidas, el apóstol Pedro, basándose en los
Salmos que dicen: “Sea hecha desierta su
habitación, Y no haya quien more en ella”; y “Tome otro su oficio”,
sugirió la elección de un sucesor de Judas Iscariote. Echaron suertes “y la suerte cayó sobre Matías; y fue
contado con los once apóstoles.” Nótese que en ningún versículo se señala
que haya sido el Espíritu Santo quien señaló a Matías. Creemos que no era éste
el apóstol escogido por Dios para reemplazar al traidor, sino que sería el
Apóstol Pablo, mas el impaciente Pedro se adelantó a e4scoger un reemplazante.
Por otra parte, Jesús les dio claras órdenes de lo que debían hacer, las que no
consideraban llenar el cargo de Judas. Los apóstoles no se conformaron con
perseverar en la oración y quisieron hacer algo más por el Señor.
Habiendo
cumplido los tres aspectos de: a) Esperar la promesa del Padre; b) Ser testigos
de Jesucristo; y c) Perseverar unánimes en la oración; los apóstoles,
discípulos y familia de Jesús, estaban listos para recibir el Espíritu Santo.
2.
Recepción del poder del Espíritu Santo.
(Hechos 2) La promesa del Espíritu Santo es la más rica bendición
que puede recibir una persona, un cristiano o una comunidad. Para que una
Iglesia reciba esa promesa debe esperarla con fe, ser auténtico testigo
de Jesucristo y perseverar en la oración. Pero ¿Cómo podrá darse cuenta que es
verdaderamente la recepción del Espíritu de Dios y no otro tipo de
manifestación? Poniendo atención a los siguientes aspectos:
a) La recepción
del Espíritu se manifiesta de un modo sensible: “2 Y de repente vino del cielo un
estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde
estaban sentados; / 3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego,
asentándose sobre cada uno de ellos. / 4 Y fueron todos llenos del Espíritu
Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que
hablasen.” (Hechos 2:2-4)
Jesucristo murió
en la Pascua, resucitó al tercer día y estuvo con los apóstoles durante 40
días, después de los cuales subió a los cielos. Dice este texto que venida la
fiesta de Pentecostés se derramó el Espíritu Santo sobre ellos. Esto significa
que ellos estuvieron orando unos 10 días, ya que esta fiesta judía se celebra
50 días después de Pascua.
La venida del Espíritu
de Dios sobre ellos se manifestó por las siguientes señales: a) un estruendo
del cielo; b) el soplo como de un viento recio; c) una especie de viento que
llenó toda la casa donde estaban sentados; d) como lenguas de fuego, repartidas
sobre cada uno de ellos; e) sentirse llenos del Espíritu Santo; f) comenzaron a
hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.
El estruendo del cielo indica la violenta
irrupción de la realidad celestial sobrenatural en esta dimensión. No podía ser
algo suave la llegada del cielo a la Iglesia. Era un nuevo nacimiento de los
apóstoles y discípulos de Jesús y de la Iglesia de Jesucristo.
Dios es como el viento que nadie le ve, pero sí se
siente Su efecto. Nadie puede ver un huracán, pero todos somos testigos de la
huella que deja. En Pentecostés se sintió Su poderoso soplo llenando todo el
aposento alto.
Dios es un fuego consumidor; el Bautista señaló
que Jesús bautizaría con Espíritu Santo y fuego. Moisés tuvo un encuentro con
Dios cuando vio arder la zarza en el desierto. El fuego quema la madera y la
hojarasca; ablanda y modela el metal; cuece nuestros alimentos; nos da valor.
Hay seres celestiales que arden en adoración, son los serafines. Al irrumpir el
cielo en la tierra, trajo el fuego de la adoración de arriba.
El Espíritu
Santo entró en cada uno de los presentes en el aposento alto, les llenó, y el
primer milagro que produjo en ellos fue que comenzaran a hablar en otras lenguas. Si en Babel fueron confundidas
las lenguas para diseminar a los hombres a los cuatro puntos de la tierra, en
Pentecostés comenzaron a hablar diversas lenguas para que fueran entendidos por
todos. Si Babel fue para confusión, Pentecostés fue para comprensión. Dado que
en esos días había gentes de diversas latitudes, celebrando en Jerusalén, les
oían hablar en sus propios idiomas y quedaban “atónitos y perplejos”, atónitos
y maravillados ante ello.
El estruendo, el
viento y el fuego nos transmiten la idea de un Dios Todopoderoso manifestándose
desde los cielos en la tierra, para llenar a Sus hijos de poder. Las lenguas o
idiomas nos dan a conocer que el propósito de ese Dios Todopoderoso es
comunicar Su Verdad, transformando a Sus seguidores en comunicadores de ella.
b)
La recepción del Espíritu se explica
bíblicamente: “29
Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y
fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. / 30 Pero siendo profeta, y sabiendo que con
juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne,
levantaría al Cristo para que se sentase en su trono, / 31 viéndolo antes, habló de la resurrección
de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. /
32 A este Jesús resucitó Dios, de lo cual
todos nosotros somos testigos. / 33
Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la
promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís.” (Hechos 2:29-33)
Como el Apóstol
Pedro viera las reacciones diversas de los presentes en Jerusalén, pronuncia un
discurso a la multitud para explicarles que ellos “no están ebrios” sino que
son testigos del cumplimiento de la profecía (Joel 2:28-32)
Les acusa de
haber muerto a Jesucristo, “varón aprobado por Dios”; pero Dios lo levantó de
la muerte, ya que “era imposible que fuese retenido por ella.” Les dice que el
rey David se refiere a Jesucristo cuando declara que de su descendencia, en
cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono: “viéndolo antes, habló de la resurrección de
Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción.”
Pedro les acusa
de haber crucificado a quien Dios hizo Señor y Cristo. Compungidos ante tal
acusación, los oyentes preguntan “hermanos, ¿qué haremos?” Y el Apóstol les
indica el camino: a) Arrepentíos; b) bautícese cada uno de vosotros en el
nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y c) recibiréis el don del
Espíritu Santo.
Productos de ese
primer discurso de evangelización de los apóstoles, se convirtieron 3.000
personas.
c)
La
recepción del Espíritu produce vida en comunidad: “44 Todos los que habían creído estaban
juntos, y tenían en común todas las cosas; / 45 y vendían sus propiedades y sus
bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. / 46 Y
perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas,
comían juntos con alegría y sencillez de corazón, / 47 alabando a Dios, y
teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los
que habían de ser salvos.” (Hechos
2:44-47)
Las
manifestaciones sobrenaturales de Dios entre la gente, produce temor de Dios.
Es lo que sucedió en Jerusalén ante las muchas maravillas y señales que eran
hechas por los apóstoles. Además se produjo una forma particular de vivir la fe
en los primeros cristianos: a) Estaban juntos, viviendo en comunidad; b) Tenían
en común todas las cosas; c) Vendían sus propiedades y bienes, y lo repartían a
todos según la necesidad de cada uno; d) Perseveraban unánimes cada día en el templo;
e) Celebraban el “partimiento del pan”, santa cena o eucaristía, en las casas;
f) Comían juntos con alegría y sencillez de corazón; g) Alababan juntos a Dios.
Esto tenía dos
resultados inmediatos: a) Tenían el favor de todo el pueblo; y b) El Señor
añadía cada día a la Iglesia los que habían de ser salvos.
La Iglesia puede
percatarse de la veracidad de la recepción del Espíritu de Dios si pone
atención a: a) Su manifestación sensible; b) Su fundamentación bíblica; y c) Su resultado en la comunidad cristiana.
3.
Demostración del poder del Espíritu
Santo.
(Hechos 3) La Iglesia recibe la promesa del Espíritu Santo esperándola
con fe, siendo testimonio de Jesucristo y perseverando en la oración. La
veracidad de esta experiencia se comprueba en su manifestación sensible,
fundamentación bíblica y efecto comunitario.
Posterior a la venida del Espíritu, la Iglesia apostólica vivió la demostración
de poder de un modo extraordinario:
a) Experimentando
sanidades y milagros: “1
Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. / 2 Y
era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta
del templo que se llama la
Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el
templo. / 3 Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo,
les rogaba que le diesen limosna. / 4 Pedro, con Juan, fijando en él los ojos,
le dijo: Míranos. / 5 Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos
algo. / 6 Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en
el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.” (Hechos 3:1-6)
El tercer
capítulo del libro de los Hechos relata el impresionante milagro del Señor, por
medio de los apóstoles Pedro y Juan en la persona de un inválido en la puerta
de La Hermosa. Tal hombre cojo de nacimiento, era traído cada día a ese lugar
para pedir limosna. Al verlo, los apóstoles le dijeron que fijara sus ojos en
ellos. Entonces Pedro pronunció estas palabras: “No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de
Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.” El milagro se produjo de
inmediato. El hombre cojo saltó, se puso en pie y anduvo. Entró con ellos en el
templo, caminando, saltando y alabando a Dios. El pueblo entero vio el milagro
y se llenó de asombro y espanto.
b) Otorgándole
un sentido evangelizador: “12
Viendo esto Pedro, respondió al pueblo: Varones israelitas, ¿por qué os
maravilláis de esto? ¿o por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por
nuestro poder o piedad hubiésemos hecho andar a éste? / 13 El Dios de Abraham,
de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su Hijo
Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis delante de Pilato, cuando éste
había resuelto ponerle en libertad. / 14 Mas vosotros negasteis al Santo y al
Justo, y pedisteis que se os diese un homicida, / 15 y matasteis al Autor de la
vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos
testigos. / 16 Y por la fe en su nombre, a éste, que vosotros veis y conocéis,
le ha confirmado su nombre; y la fe que es por él ha dado a éste esta completa
sanidad en presencia de todos vosotros.” (Hechos
3:12-16)
Nuevamente el
apóstol Pedro se ve en la necesidad de explicar un hecho portentoso de Dios a
los incrédulos, pronunciando su segundo discurso evangelizador.
En sus palabras
señala que:
a)
El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob,
ha glorificado a su Hijo Jesús.
b)
Los judíos entregaron y negaron a
Jesucristo delante de Pilatos, cuando éste había resuelto ponerle en libertad.
c)
Los judíos negaron al Santo y al Justo,
y prefirieron a Barrabás, el homicida.
d)
Los judíos mataron al Autor de la vida,
a quien Dios resucitó de los muertos, de lo cual los apóstoles fueron testigos.
e)
Por la fe en el nombre de Jesucristo, al
hombre cojo le fue dada completa sanidad.
Luego les
anuncia arrepentimiento para perdón de pecados y les recuerda las palabras de
Moisés: “18
Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis
palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare. / 19 Mas a
cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré
cuenta.” (Deuteronomio 18:18,19)
La Iglesia
apostólica vivió la demostración de poder: a) Experimentando sanidades y
milagros; y b) Otorgando a esas experiencias extraordinarias, un sentido
evangelizador.
CONCLUSIÓN.
El Libro de Hechos, en sus tres primeros capítulos, trata acerca del
poder del Espíritu Santo, refiriéndose a los siguientes aspectos:
1) Promesa
del poder del Espíritu Santo, con los requisitos de: a) Esperar la promesa del
Padre; b) Ser testigos de Jesucristo; y c) Perseverar unánimes en la oración;
los apóstoles, discípulos y familia de Jesús, estaban listos para recibir el
Espíritu Santo.
2) Recepción del
poder del Espíritu Santo; cuya prueba de veracidad es: a) Su manifestación
sensible; b) Su fundamentación
bíblica; y c) Su resultado en
la comunidad cristiana.
3) Demostración
del poder del Espíritu Santo: a) Experimentando sanidades y milagros; y b)
Otorgando a esas experiencias extraordinarias, un sentido evangelizador.
PARA TRABAJAR EN EL CENÁCULO:
1)
¿Cómo
experimentó usted el bautismo del Espíritu Santo?
2)
¿Ha sido
testigo del derramamiento del Espíritu en comunidad?
3)
¿Qué
vigencia tienen estas palabras de Jesús: “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu
Santo”?
4)
¿Por qué cree usted que el apóstol Pedro sugirió
la elección de un sucesor de Judas?
5)
¿De qué forma sensible ha visto usted
manifestarse la recepción del Espíritu Santo?
6)
¿Considera usted atingente el discurso de Pedro
para los testigos de Pentecostés?
7)
¿Está la Iglesia de hoy la experiencia
comunitaria de la primera iglesia?
8)
¿Aplica
usted sus experiencias con el Señor en la evangelización?
BIBLIOLINKOGRAFÍA.
- “La Santa Biblia”, Casiodoro de Reina, revisión de 1960, Broadman & Holman
Publishers, USA.
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Sociedades Bíblicas Unidas 1960; Versión tomada del sitio:
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- John
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- Donald E.
Demaray, “Introducción a la
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- Reina-Valera
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