sábado, diciembre 21, 2013

EL EJEMPLO DE LOS MAGOS

MENSAJE DE NAVIDAD
AÑO 2013

© Pastor Iván Tapia Contardo 

“Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, / diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.”
San Mateo 2:1,2 

De acuerdo a la Biblia, dos tipos de personas visitaron el nacimiento del niño Jesús: a) magos, y b) pastores. No dice que estuvieran los ángeles en el pesebre, pero es de suponer que así fuera, ya que Jesús era el Hijo de Dios y el Espíritu Santo estaba con él, de acuerdo al texto que dice:   

“cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.” (Hechos 10:38) 

No fue visitado por reyes, sacerdotes ni otra gente importante de la época. Sólo vinieron a verle recién nacido, unos magos y unos pastores. Para el resto de la gente no tenía mayor importancia, era un niño más que nacía; un niño hijo de una pareja que venía a censarse desde Nazaret a la ciudad de Belén, por lo tanto tampoco le acompañaron otros familiares, aparte de sus padres. 

“4 Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; / 5 para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. / 6 Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento.” (San Lucas 2:4-6) 

Nada de lo que está escrito en la Palabra de Dios es sin sentido, puesto que es el Libro Sagrado, la revelación de Dios para la Humanidad. Entonces podríamos preguntarnos qué tienen de especial los magos y los pastores, para que fueran las únicas visitas del nacimiento. Sin duda hay grandes enseñanzas que el Espíritu Santo quiere entregarnos a través de ellos. En esta oportunidad nos preguntamos: 

¿Cuál es el ejemplo de los magos para los cristianos de hoy? 

  1. Buscar la sabiduría.
“1 Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos…” (San Mateo 2:1) 

Los que la Biblia llama “magos” son sabios del oriente, hombres de ciencia de la época. Ellos supieron leer los signos cósmicos y concluyeron que iba a nacer el Rey de los judíos, el Mesías prometido a Israel. Es probable que estos “magos” fueran judíos de la diáspora, que esperaban la promesa.

*   El deber de todo ser humano y racional es buscar sabiduría. 

  1. Tomar decisiones valientes.
“2 diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente,…” (San Mateo 2:2a) 

Además de conocimiento, fueron capaces de tomar la decisión de seguir la estrella que les guiaría hasta Belén.  

*   Todos necesitamos ver a Jesús, la Estrella de la mañana. Él es la Luz que debemos seguir. 

  1. Tener propósitos claros.
“… y venimos a adorarle.” (San Mateo 2:2b) 

Su propósito al viajar tras la estrella y llegar hasta el Mesías, era poder reconocerlo y adorarlo.  

*   El más claro propósito del cristiano es reconocer y servir a Dios, en Jesucristo. 

  1. Adorar a Dios.
“Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron;...” (San Mateo 2:11a) 

Al llegar a Jesús, se postraron ante Él y lo adoraron. Postrarse es señal de humildad; la adoración es reconocimiento de Jesús como Dios.  

*   Todo cristiano debe buscar una casa de oración donde participar en el culto a Dios. 

  1. Entregar nuestros dones a Dios.
“… y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.” (San Mateo 2:11b) 

Al llegar a Jesús, a) se postraron ante Él; b) lo adoraron; y c) le ofrecieron presentes simbólicos: 

·        El oro simboliza el Reino. Jesús es el Rey de Israel y la Humanidad. Por su brillo, simboliza la luz y el poder de Dios. Le entregaron oro porque era un Rey y este metal precioso lo representaba.  

·        El incienso simboliza la Deidad. Jesús es el Hijo de Dios. El incienso es el perfume sagrado del Tabernáculo en el Antiguo Testamento, ofrecido a Dios en el altar. 

·        La mirra simboliza lo humano. Jesús es el Hijo del Hombre. Resina roja, amarga y en forma de lágrimas, usada para perfumar tanto a vivos como a muertos, y cuyo nombre significa amargo.  

*   Como creyentes en Dios es preciso que pongamos nuestros mejores dones en las manos de Dios. 

CONCLUSIÓN.
Los sabios del oriente que visitaron a Jesús recién nacido, han dejado un gran ejemplo para todo creyente: 

  1. Buscar la sabiduría.
  2. Tomar decisiones valientes.
  3. Tener propósitos claros.
  4. Adorar a Dios.
  5. Entregar nuestros dones a Dios.
En esta celebración del nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios, le reconocemos como nuestro Rey, nuestro Dios y el Hombre que nos da la salvación; y nos comprometemos a entregarle toda nuestra vida a Él que ha dado Su vida por nosotros.
 
 
 

domingo, noviembre 17, 2013

RECIBIRÉIS PODER.

PANORAMA BÍBLICO
XLIV PARTE
HECHOS DE LOS APÓSTOLES.
1.      RECIBIRÉIS PODER.

 
 
Pastor Iván Tapia Contardo

Lectura bíblica: Hechos 1:8

Propósitos: a) Conocer el contenido y comprender el sentido del Libro de Hechos en sus tres primeros capítulos; b) Conocer y valorar la promesa del Padre y sus requisitos; c) Identificar los distintos aspectos de la prueba de veracidad de la recepción del Espíritu Santo; d) Conocer y valorar la demostración del poder del Espíritu Santo.

“8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” (Hechos 1:8)

 

L

os tres primeros capítulos del Libro de los Hechos se refieren a la promesa del Padre en el Antiguo Testamento, luego ratificada por Jesús, que es la venida del Espíritu Santo a los apóstoles, familia y discípulos del Señor, con el propósito de ser capacitados con un poder especial, Espíritu heredado por la Iglesia. Esta primera parte de los Hechos encierra la promesa, la recepción y la demostración del bautismo del Espíritu Santo.

Muchos han denominado este libro como “Libro de los Hechos del Espíritu Santo” pues de aquí en adelante la Biblia tendrá como Personaje central al Espíritu de Dios, así como en el Evangelio fue Jesucristo y en el Antiguo Testamento, Jehová. Será el Espíritu el que dará inicio al ministerio de los Apóstoles y a la formación de la Iglesia; será el mismo Espíritu el que respaldará a los primeros cristianos en la evangelización, la extensión del Evangelio, acompañándolos de sanidades y milagros.

En esta lección nos referiremos a la primera parte de la promesa del Maestro a Sus discípulos: “8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo” La palabra clave es “poder”. El Espíritu Santo es la Tercera Persona de la Trinidad Divina, y es también “poder de Dios”. El Espíritu capacita al cristiano y a la Iglesia para vivir la fe de Jesús.

Los tres primeros capítulos del Libro de los Hechos tratan sobre ese poder en tres aspectos.
 

¿Qué aspectos sobre el poder del Espíritu Santo trata el Libro de Hechos?
 

1.      Promesa del poder del Espíritu Santo.

(Hechos 1) El bautismo del Espíritu Santo es una promesa de Dios para todos los cristianos. Este Espíritu es el mismo Espíritu de Dios que trae consigo todo el poder que necesita el discípulo para ser transformado a semejanza del Hijo y servir a Dios. Para que una Iglesia o comunidad cristiana reciba esa promesa, ésta debe:

a) Esperar la promesa del Padre: “4 Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. / 5 Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.” (Hechos 1:4,5)

Jesús dio mandamientos a los apóstoles inspirado por el Espíritu Santo. Después de haber padecido la muerte de cruz, se presentó vivo a ellos. Se les apareció durante cuarenta días. En ese período los discipuló, hablándoles una vez más acerca del Reino de Dios. Les ordenó que esperaran en la ciudad de Jerusalén “la promesa del Padre”. Ésta consistía en el derramamiento del Espíritu Santo, tal como los profetas y el mismo Jesús lo prometió. A este fenómeno espiritual lo llamó  ser “bautizados con el Espíritu Santo”.

b) Ser testigos de Jesucristo: “8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” (Hechos 1:8)

Los discípulos estaban muy preocupados por saber cuando el Señor restauraría el reino a Israel. La respuesta de Jesús fue que a ellos no les correspondía ese conocimiento que era sólo del Padre. Lo que sí debían saber y hacer era esperar en Jerusalén la venida del Espíritu Santo y luego ser testigos de Jesucristo en todo el mundo. El plan era comenzar por Jerusalén, continuar en Judea, luego Samaria, y finalmente “hasta lo último de la tierra”.

Luego Jesús ascendió y una nube le ocultó de sus ojos. Mientras los testigos observaban aparecieron dos varones con vestiduras blancas, que les aseguraron que Jesucristo volvería del mismo modo en que se había marchado.

c) Perseverar unánimes en la oración: “14 Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.” (Hechos 1:14)

Este primer capítulo termina con un suceso singular. Los apóstoles y sus familias, junto a la madre de Jesús y Sus hermanos “perseveraban unánimes en oración y ruego”. Un día en que había como 120 personas reunidas, el apóstol Pedro, basándose en los Salmos que dicen: “Sea hecha desierta su habitación, Y no haya quien more en ella”; y “Tome otro su oficio”, sugirió la elección de un sucesor de Judas Iscariote. Echaron suertes “y la suerte cayó sobre Matías; y fue contado con los once apóstoles.” Nótese que en ningún versículo se señala que haya sido el Espíritu Santo quien señaló a Matías. Creemos que no era éste el apóstol escogido por Dios para reemplazar al traidor, sino que sería el Apóstol Pablo, mas el impaciente Pedro se adelantó a e4scoger un reemplazante. Por otra parte, Jesús les dio claras órdenes de lo que debían hacer, las que no consideraban llenar el cargo de Judas. Los apóstoles no se conformaron con perseverar en la oración y quisieron hacer algo más por el Señor.

Habiendo cumplido los tres aspectos de: a) Esperar la promesa del Padre; b) Ser testigos de Jesucristo; y c) Perseverar unánimes en la oración; los apóstoles, discípulos y familia de Jesús, estaban listos para recibir el Espíritu Santo.
 

2.      Recepción del poder del Espíritu Santo.

(Hechos 2) La promesa del Espíritu Santo es la más rica bendición que puede recibir una persona, un cristiano o una comunidad. Para que una Iglesia reciba esa promesa debe esperarla con fe, ser auténtico testigo de Jesucristo y perseverar en la oración. Pero ¿Cómo podrá darse cuenta que es verdaderamente la recepción del Espíritu de Dios y no otro tipo de manifestación? Poniendo atención a los siguientes aspectos:

a) La recepción del Espíritu se manifiesta de un modo sensible: “2 Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; / 3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. / 4 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.” (Hechos 2:2-4)

Jesucristo murió en la Pascua, resucitó al tercer día y estuvo con los apóstoles durante 40 días, después de los cuales subió a los cielos. Dice este texto que venida la fiesta de Pentecostés se derramó el Espíritu Santo sobre ellos. Esto significa que ellos estuvieron orando unos 10 días, ya que esta fiesta judía se celebra 50 días después de Pascua.

La venida del Espíritu de Dios sobre ellos se manifestó por las siguientes señales: a) un estruendo del cielo; b) el soplo como de un viento recio; c) una especie de viento que llenó toda la casa donde estaban sentados; d) como lenguas de fuego, repartidas sobre cada uno de ellos; e) sentirse llenos del Espíritu Santo; f) comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.

El estruendo del cielo indica la violenta irrupción de la realidad celestial sobrenatural en esta dimensión. No podía ser algo suave la llegada del cielo a la Iglesia. Era un nuevo nacimiento de los apóstoles y discípulos de Jesús y de la Iglesia de Jesucristo.

Dios es como el viento que nadie le ve, pero sí se siente Su efecto. Nadie puede ver un huracán, pero todos somos testigos de la huella que deja. En Pentecostés se sintió Su poderoso soplo llenando todo el aposento alto.

Dios es un fuego consumidor; el Bautista señaló que Jesús bautizaría con Espíritu Santo y fuego. Moisés tuvo un encuentro con Dios cuando vio arder la zarza en el desierto. El fuego quema la madera y la hojarasca; ablanda y modela el metal; cuece nuestros alimentos; nos da valor. Hay seres celestiales que arden en adoración, son los serafines. Al irrumpir el cielo en la tierra, trajo el fuego de la adoración de arriba.

El Espíritu Santo entró en cada uno de los presentes en el aposento alto, les llenó, y el primer milagro que produjo en ellos fue que comenzaran a hablar en otras lenguas. Si en Babel fueron confundidas las lenguas para diseminar a los hombres a los cuatro puntos de la tierra, en Pentecostés comenzaron a hablar diversas lenguas para que fueran entendidos por todos. Si Babel fue para confusión, Pentecostés fue para comprensión. Dado que en esos días había gentes de diversas latitudes, celebrando en Jerusalén, les oían hablar en sus propios idiomas y quedaban “atónitos y perplejos”, atónitos y maravillados ante ello.

El estruendo, el viento y el fuego nos transmiten la idea de un Dios Todopoderoso manifestándose desde los cielos en la tierra, para llenar a Sus hijos de poder. Las lenguas o idiomas nos dan a conocer que el propósito de ese Dios Todopoderoso es comunicar Su Verdad, transformando a Sus seguidores en comunicadores de ella.

b)  La recepción del Espíritu se explica bíblicamente: “29 Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. / 30 Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono, / 31 viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. / 32 A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. / 33 Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís.” (Hechos 2:29-33)

Como el Apóstol Pedro viera las reacciones diversas de los presentes en Jerusalén, pronuncia un discurso a la multitud para explicarles que ellos “no están ebrios” sino que son testigos del cumplimiento de la profecía (Joel 2:28-32)

Les acusa de haber muerto a Jesucristo, “varón aprobado por Dios”; pero Dios lo levantó de la muerte, ya que “era imposible que fuese retenido por ella.” Les dice que el rey David se refiere a Jesucristo cuando declara que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono: “viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción.”

Pedro les acusa de haber crucificado a quien Dios hizo Señor y Cristo. Compungidos ante tal acusación, los oyentes preguntan “hermanos, ¿qué haremos?” Y el Apóstol les indica el camino: a) Arrepentíos; b) bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y c) recibiréis el don del Espíritu Santo.

Productos de ese primer discurso de evangelización de los apóstoles, se convirtieron 3.000 personas.
 

c) La recepción del Espíritu produce vida en comunidad: “44 Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; / 45 y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. / 46 Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, / 47 alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.” (Hechos 2:44-47)

Las manifestaciones sobrenaturales de Dios entre la gente, produce temor de Dios. Es lo que sucedió en Jerusalén ante las muchas maravillas y señales que eran hechas por los apóstoles. Además se produjo una forma particular de vivir la fe en los primeros cristianos: a) Estaban juntos, viviendo en comunidad; b) Tenían en común todas las cosas; c) Vendían sus propiedades y bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno; d) Perseveraban unánimes cada día en el templo; e) Celebraban el “partimiento del pan”, santa cena o eucaristía, en las casas; f) Comían juntos con alegría y sencillez de corazón; g) Alababan juntos a Dios.

Esto tenía dos resultados inmediatos: a) Tenían el favor de todo el pueblo; y b) El Señor añadía cada día a la Iglesia los que habían de ser salvos.

La Iglesia puede percatarse de la veracidad de la recepción del Espíritu de Dios si pone atención a: a) Su manifestación sensible; b) Su fundamentación bíblica; y c) Su resultado en la comunidad cristiana.
 

3.      Demostración del poder del Espíritu Santo.

(Hechos 3) La Iglesia recibe la promesa del Espíritu Santo esperándola con fe, siendo testimonio de Jesucristo y perseverando en la oración. La veracidad de esta experiencia se comprueba en su manifestación sensible, fundamentación bíblica y efecto comunitario. Posterior a la venida del Espíritu, la Iglesia apostólica vivió la demostración de poder de un modo extraordinario:

a) Experimentando sanidades y milagros: “1 Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. / 2 Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. / 3 Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna. / 4 Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. / 5 Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. / 6 Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.” (Hechos 3:1-6)

El tercer capítulo del libro de los Hechos relata el impresionante milagro del Señor, por medio de los apóstoles Pedro y Juan en la persona de un inválido en la puerta de La Hermosa. Tal hombre cojo de nacimiento, era traído cada día a ese lugar para pedir limosna. Al verlo, los apóstoles le dijeron que fijara sus ojos en ellos. Entonces Pedro pronunció estas palabras: “No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.” El milagro se produjo de inmediato. El hombre cojo saltó, se puso en pie y anduvo. Entró con ellos en el templo, caminando, saltando y alabando a Dios. El pueblo entero vio el milagro y se llenó de asombro y espanto.

b) Otorgándole un sentido evangelizador: “12 Viendo esto Pedro, respondió al pueblo: Varones israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto? ¿o por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiésemos hecho andar a éste? / 13 El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su Hijo Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis delante de Pilato, cuando éste había resuelto ponerle en libertad. / 14 Mas vosotros negasteis al Santo y al Justo, y pedisteis que se os diese un homicida, / 15 y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos. / 16 Y por la fe en su nombre, a éste, que vosotros veis y conocéis, le ha confirmado su nombre; y la fe que es por él ha dado a éste esta completa sanidad en presencia de todos vosotros.”  (Hechos 3:12-16)

Nuevamente el apóstol Pedro se ve en la necesidad de explicar un hecho portentoso de Dios a los incrédulos, pronunciando su segundo discurso evangelizador.

En sus palabras señala que:
a)      El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, ha glorificado a su Hijo Jesús.
b)      Los judíos entregaron y negaron a Jesucristo delante de Pilatos, cuando éste había resuelto ponerle en libertad.
c)      Los judíos negaron al Santo y al Justo, y prefirieron a Barrabás, el homicida.
d)      Los judíos mataron al Autor de la vida, a quien Dios resucitó de los muertos, de lo cual los apóstoles fueron testigos.
e)      Por la fe en el nombre de Jesucristo, al hombre cojo le fue dada completa sanidad.

Luego les anuncia arrepentimiento para perdón de pecados y les recuerda las palabras de Moisés: “18 Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare. / 19 Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta.” (Deuteronomio 18:18,19)

La Iglesia apostólica vivió la demostración de poder: a) Experimentando sanidades y milagros; y b) Otorgando a esas experiencias extraordinarias, un sentido evangelizador.
 

CONCLUSIÓN.
El Libro de Hechos, en sus tres primeros capítulos, trata acerca del poder del Espíritu Santo, refiriéndose a los siguientes aspectos:

1) Promesa del poder del Espíritu Santo, con los requisitos de: a) Esperar la promesa del Padre; b) Ser testigos de Jesucristo; y c) Perseverar unánimes en la oración; los apóstoles, discípulos y familia de Jesús, estaban listos para recibir el Espíritu Santo.

2) Recepción del poder del Espíritu Santo; cuya prueba de veracidad es: a) Su manifestación sensible; b) Su fundamentación bíblica; y c) Su resultado en la comunidad cristiana.

3) Demostración del poder del Espíritu Santo: a) Experimentando sanidades y milagros; y b) Otorgando a esas experiencias extraordinarias, un sentido evangelizador.

 

PARA TRABAJAR EN EL CENÁCULO:
1)      ¿Cómo experimentó usted el bautismo del Espíritu Santo?
2)      ¿Ha sido testigo del derramamiento del Espíritu en comunidad?
3)      ¿Qué vigencia tienen estas palabras de Jesús: “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo”?
4)      ¿Por qué cree usted que el apóstol Pedro sugirió la elección de un sucesor de Judas?
5)      ¿De qué forma sensible ha visto usted manifestarse la recepción del Espíritu Santo?
6)      ¿Considera usted atingente el discurso de Pedro para los testigos de Pentecostés?
7)      ¿Está la Iglesia de hoy la experiencia comunitaria de la primera iglesia?
8)      ¿Aplica usted sus experiencias con el Señor en la evangelización?
 

BIBLIOLINKOGRAFÍA.

  • La Santa Biblia”, Casiodoro de Reina, revisión de 1960, Broadman & Holman Publishers, USA.
  • La Santa Biblia, Antiguo Testamento; © Sociedades Bíblicas Unidas 1960; Versión tomada del sitio: http://www.gentle.org/biblia/; Revisión ortográfica realizada con Word 95 (6), de Microsoft.
  • John MacArthur; “Biblia de Estudio MacArthur”; Versión Reina Valera 1960; Grupo Nelson, 2011. 
  • “Dios Habla Hoy, La Biblia Versión Popular”; Sociedades Bíblicas Unidas; 1979.
  • “Diccionario de la Real Academia de la Lengua de España”, en línea, Internet.
  • Concordancia electrónica; http://www.miconcordancia.com/concordancia.php 
  • Donald E. Demaray, “Introducción a la Biblia”, Facultad Latinoamericana de Estudios Teológicos FLET, Editorial Unilit, 1996.
  • Reina-Valera 1995—Edición de Estudio, Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas, 1998.
  • La Biblia de Referencia Thompson, Versión Reina-Valera 1960, Referencia Temática # 4251.

 

 

 

jueves, octubre 31, 2013

SOLO POR FE.

Martín Lutero clava las 95 tesis en  Wittemberg

LA FE REFORMADA.
TEMA I

Pastor Iván Tapia

Lectura bíblica: Romanos 1:17; Gálatas 1:6-9

Propósitos de la charla: a) Comprender y valorar los postulados de la Reforma protestante; b) Comprender que la salvación no se logra por obra alguna sino por fe; c) Clarificar y aplicar los conceptos de Evangelio, justicia,  fe y justificación.

“6 Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. / 7 No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. / 8 Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. / 9 Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.” (Gálatas 1:6-9)

Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.” (Romanos 1:17)

 

H

ijo alemán de un minero en el año 1483, Lutero estuvo bien familiarizado con la pobreza. Su padre logró proveerle de una educación elemental y después de eso tuvo la oportunidad de estudiar en la universidad de Erfurt donde completó el grado de Bachiller y se convirtió en Maestro de Artes en el año1505. En ese mismo año ingreso al monasterio Agustino de Erfurt buscando la paz espiritual. Para él, Cristo era como un Juez terrible. Paso muchos días en ayuno y en mortificación corporal, buscando el perdón de sus pecados. Unos años más tarde Lutero  se fue a Roma en viaje de negocios de la orden de los Agustinos y tuvo la oportunidad de ver por sí mismo el papado, el cual fue una desilusión para él. En 1512 completó un doctorado en Teología en la Universidad de Wittemberg donde se convirtió en profesor de Teología.

Entre los años del 1514 al 1518 Lutero hizo conferencias sobre los Salmos, Romanos, Gálatas, Hebreos y Tito, cuando eventualmente llegó a aceptar la doctrina de la justificación por medio de la fe. Abandonó la interpretación eclesiástica tradicional que prevalecía en ese tiempo, a favor de una interpretación más literal y gramatical de la Biblia. La influencia de Martín Lutero aumentó al convertirse en el encargado de 11 monasterios en 1515. En ese mismo año fue llamado por el consejo municipal de la ciudad de Wittemberg al púlpito de su iglesia. Eso le dio la oportunidad de dar a conocer sus puntos de vista directamente a los laicos. El asunto de las indulgencias lo puso en la mira de toda Europa donde inicialmente una indulgencia procuraba la remisión de un castigo impuesto por la Iglesia Católica Romana a quien no cumplía con un mandamiento religioso. Al principio se podía conseguir la indulgencia y/o perdón de todos los pecados combatiendo en la lucha contra los infieles durante las cruzadas, también conocida como guerra santa, lo que fue tomado de los musulmanes, quienes aun practican el “Jijad” o guerra santa como uno de sus fundamentos más importantes según lo escrito en su libro sagrado, El Corán. Luego gradualmente esto fue cambiado por sacrificios financieros en lugar de riesgos físicos. De esta manera se fincaron monasterios, iglesias, etc.

Lo que más inquietaba a Martín Lutero era la promesa de la plena remisión de pecados, del castigo en el purgatorio a los vivos y la seguridad que daba a los compradores de que a sus seres amados en el purgatorio se les podía perdonar sus pecados sin confesión ni arrepentimiento. Entonces se logró que fuera prohibida la venta de indulgencias en la ciudad de Wittemberg donde predicaba Lutero. Pero cuando vio que sus ciudadanos salían a otros pueblos a comprar indulgencias, viendo el efecto de la venta de reglas morales y éticas en sus feligreses, decidió clavar sus famosas 95 tesis en la puerta de la iglesia de Wittemberg el día 31 de octubre de 1517 como protesta en contra de la venta de indulgencias con la intención de que fuesen debatidas y fueron escritas en latín. Copias de las 95 tesis llegaron a toda Europa, causando gran entusiasmo popular.

Viendo que el abuso en la venta de indulgencias no había sido condenado por el Papa León X le envió una explicación. El Papa demandó que compareciera como sospechoso de herejía. Lutero pidió consejo a Federico el Sabio de Sajonia sobre cómo afrontar esta situación. Lutero fue paulatinamente rechazando la autoridad del Papa y de los concilios y comenzó a basarse sólo en enseñanzas de las Escrituras. El papa trató de echarle mano pero no pudo porque estaba bajo la protección de Federico el Sabio. Éste se llevó a Lutero  al castillo de  Wartburg donde tradujo el Nuevo Testamento  al alemán. Eventualmente fue excomulgado por la iglesia de Roma.

Lo que comenzó como una reforma pronto se convirtió en una revolución y bajo la protección de Federico lanzó un nuevo movimiento religioso. El Papa en su intento por detenerlo, quiso prohibir la diseminación del movimiento luterano. Algunos príncipes y ciudades protestaron contra esto y fue de aquí donde se originó  el nombre de “protestante” que pasó a todo el movimiento. En su predicación Lutero expuso tres grandes puntos que hasta el día de hoy sustentan el pensamiento protestante o evangélico:

1.      Sólo Fe: La Justificación es solo por la fe en Jesucristo.

2.      Sólo Gracia: La salvación sólo se recibe por la gracia.

3.      Sólo Escritura: La Biblia es la única fuente de autoridad del creyente para la doctrina y la práctica.
 

¿En qué consiste el principio reformado de sólo Fe?
 

Los cristianos protestantes y evangélicos interpretamos que la salvación se recibe solamente por medio de la fe, de acuerdo a lo que dice el Apóstol: Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.” (Romanos 1:17)

En este versículo, como en toda la carta a los Romanos, se utilizan unos conceptos que son muy importantes de aclarar: evangelio, justicia, fe y justificación; éstos nos ayudarán a entender que el principio reformado de sólo Fe consiste en:
 

1. Creer en el Evangelio.

El Evangelio es el mensaje de Jesucristo para la Humanidad, son las buenas nuevas de gran gozo. Este mensaje tiene gran poder: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.” (Romanos 1:16) El Evangelio es, entonces, un mensaje poderoso para la salvación de los seres humanos.

Se nombra como evangelio a cada uno de los escritos que relatan la vida de Jesucristo, desde su nacimiento hasta su resurrección: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Por eso a estos escritores se les ha llamado “evangelistas”. El cuerpo de esos cuatro libros también se ha llamado evangelio. Pero el Evangelio es por excelencia el mensaje o predicación de Jesucristo; Él predicó Su Evangelio y envía a sus discípulos a hacer lo mismo: “15 Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. / 16 El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” (San Marcos 16:15,16)

El principio reformado de sólo Fe consiste en creer en el Evangelio.
 

2. Confiar en la justicia de Dios.

La Justicia de Dios no es la idea que habitualmente tenemos. La teología tradicional estaba controlada más por los puntos de vista occidentales sobre la justicia que por la justicia que Dios ha revelado en el evangelio de su Hijo. Muchas veces se usa la palabra justicia cuando se discuten sobre los derechos sociales y políticos de las personas, pero en la Biblia se refiere preferentemente a otra forma: la justicia de Dios. Es en el Evangelio que se nos revela esta justicia: Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe…” (Romanos 1:17b)

El Antiguo Testamento tiene una palabra, sadaq, tanto para rectitud como para justicia. El griego del Nuevo Testamento también tiene una palabra, dikaiosune. De esta manera, "justicia es rectitud y rectitud es justicia". En el idioma hebreo, justificar es simplemente la forma verbal de la palabra sadaq, justicia, es decir, significa hacer justicia o hacer que se haga justicia. Sadaq es la palabra más importante en el Antiguo Testamento que describe el carácter y la actividad de Dios, como se aprecia en estos pasajes:

“7 Tú eres, oh Jehová, el Dios que escogiste a Abram, y lo sacaste de Ur de los caldeos, y le pusiste el nombre Abraham; / 8 y hallaste fiel su corazón delante de ti, e hiciste pacto con él para darle la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del jebuseo y del gergeseo, para darla a su descendencia; y cumpliste tu palabra, porque eres justo.” (Nehemías 9:7,8)

“11 Todo Israel traspasó tu ley apartándose para no obedecer tu voz; por lo cual ha caído sobre nosotros la maldición y el juramento que está escrito en la ley de Moisés, siervo de Dios; porque contra él pecamos. / 12 Y él ha cumplido la palabra que habló contra nosotros y contra nuestros jefes que nos gobernaron, trayendo sobre nosotros tan grande mal; pues nunca fue hecho debajo del cielo nada semejante a lo que se ha hecho contra Jerusalén. / 13 Conforme está escrito en la ley de Moisés, todo este mal vino sobre nosotros; y no hemos implorado el favor de Jehová nuestro Dios, para convertirnos de nuestras maldades y entender tu verdad. / 14 Por tanto, Jehová veló sobre el mal y lo trajo sobre nosotros; porque justo es Jehová nuestro Dios en todas sus obras que ha hecho, porque no obedecimos a su voz.” (Daniel 9:11-14)

Es también la palabra más apropiada que distingue al pueblo de Dios del resto de la humanidad. No existe ningún concepto en el Antiguo Testamento con un significado tan central para todas las relaciones de la vida humana como el de sadaq-justicia. Cuando una parte cumple las demandas de una relación, esa parte se conforma a lo que debe ser. Entonces existe un estado de sadaq justicia. Por esto, sadaq concierne al correcto orden de las cosas, es decir el correcto ordenamiento del mundo de acuerdo con la Divina intención. La justicia es conformidad con el orden creado de las cosas. Cuando hasta los pesos y las medidas son fieles a lo que deben ser, se dicen que son sadaq, es decir, justos “35 No hagáis injusticia en juicio, en medida de tierra, en peso ni en otra medida. / 36 Balanzas justas, pesas justas y medidas justas tendréis. Yo Jehová vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto.” (Levítico 19:35,36). Cuando los sacrificios son lo que deben ser, también se dice que son sadaq: “Ofreced sacrificios de justicia, Y confiad en Jehová.”  (Salmos 4:5) “15 Señor, abre mis labios, Y publicará mi boca tu alabanza. / 16 Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; No quieres holocausto. / 17 Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios. / 18 Haz bien con tu benevolencia a Sion; Edifica los muros de Jerusalén. / 19 Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, el holocausto u ofrenda del todo quemada; Entonces ofrecerán becerros sobre tu altar.” (Salmos 51:19).

Justicia (sadaq) significa que Dios es fiel a la promesa de su pacto; es Su compromiso de actuar a favor nuestro, con bondad y generosidad. Justicia es el ordenamiento de las cosas de acuerdo con el propósito divino; por lo que está asociada con los actos de liberación de Dios. Justicia de Dios es Su gracia salvadora, la que muestra que Dios es fiel a sí mismo. Esta justicia de Dios se revela en el Evangelio.

El principio reformado de sólo Fe consiste en confiar en la justicia de Dios.
 

3. Creer en Jesús.
 
La Fe es “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” (Hebreos 11:1), es estar completamente seguros de la Verdad del Evangelio de Jesucristo. La fe nos permite reconciliarnos con Dios pues “…sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.” (Hebreos 11:6)

Un pastor escribió: “La fe es el título de propiedad que nos garantiza que las cosas que esperamos son nuestras a pesar de que no las veamos con nuestros ojos físicos. La fe nos da la seguridad de las cosas que estamos creyendo ya son nuestras. La fe es el brazo que se extiende al mundo espiritual y recibe las cosas que Dios ya nos dio.” La fe cristiana se sustenta en la Palabra de Dios, pues “… la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.” (Romanos 10:17)

La vida sobrenatural de Dios alcanza al que tiene fe: “1 Sobre mi guarda estaré, y sobre la fortaleza afirmaré el pie, y velaré para ver lo que se me dirá, y qué he de responder tocante a mi queja. / 2 Y Jehová me respondió, y dijo: Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyere en ella. / 3 Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará. / 4 He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá.” (Habacuc 2:4) Esta fe no es una fe cualquiera, es la confianza en Jesucristo y Su Evangelio.

¿Qué significa que en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe”? Significa que la persona es salva cuando cree en Jesucristo como Salvador y a partir de ese momento comienza a desarrollar esa fe. También implica que en la nueva vida desarrollará la fe como un fruto del Espíritu Santo: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe” (Gálatas 5:22). Por otro lado, algunos cristianos serán bendecidos con el “charisma” de la fe: “8 Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; / 9 a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu.” (1 Corintios 12:8,9)

El principio reformado de sólo Fe consiste en creer en Jesús.
 

4. Comenzar a vivir por fe.
 
El Justo es el que obra justicia. Hay una justicia que es de Dios y es aquella que nos perdona, salva, cubre, sana, etc.; es la justicia que se demostró en la cruz. Esa justicia nos hace justos por imputación. Decimos que somos justos porque hemos sido “justificados”, no porque intrínsecamente lo seamos, sino porque Jesús borró nuestros pecados con Su sangre.

Pero hay una segunda justicia, de igual importancia, porque lo que Cristo hizo no lo hizo por sí mismo sino por ti y por mí. La otra es la justicia que poseemos por la fe. Lutero llama la segunda una justicia propia, es decir una justicia que propiamente se hace nuestra por fe. La justicia primaria está basada en la obra de Cristo y no llega a nosotros por algo que nosotros hayamos hecho o podamos hacer, sino solamente por la fe. Explica el doctor Martín Lutero: “La segunda clase de justicia es nuestra justicia propia no porque la obramos solos, sino porque la obramos con aquella primera y ajena justicia. Esto es como la vida se pasa con provecho en buenas obras... Esta justicia consiste en amor al prójimo... y en mansedumbre y temor hacia Dios”. De modo que somos justos porque Cristo murió por nosotros y porque comenzamos a obrar en justicia. Por eso San Pablo dice: Mas el justo por la fe vivirá.” (Romanos 1:17)

El principio reformado de sólo Fe consiste en comenzar a vivir por fe.
 

CONCLUSIÓN.
El ser humano vive en incredulidad. Cuando es tocado por el Espíritu Santo y la Palabra de Dios, sus ojos son abiertos y comienza a creer en Jesucristo, Su sacrificio en la cruz y el Evangelio que él trajo a este mundo. La salvación no se logra por obra alguna sino por fe.  El principio reformado de sólo Fe consiste en: 1) Creer en el Evangelio; 2) Confiar en la justicia de Dios; 3) Creer en Jesús; y 4) Comenzar a vivir por fe.

 

PARA TRABAJAR EN EL CENÁCULO:

1) ¿Cuáles son los tres principios básicos de la Reforma protestante o evangélica?

2) ¿De qué forma ha experimentado usted el poder del Evangelio?

3) Dada su experiencia cristiana, ¿cómo hace justicia Dios en nuestra vida?

4) ¿Qué verdades del Evangelio usted ha hecho suyas y ahora las vive con fe?

5) ¿Cómo interpreta usted la frase Mas el justo por la fe vivirá.”?

 
BIBLIOLINKOGRAFÍA.
·         “La Santa Biblia”, Casiodoro de Reina, revisión de 1960, Broadman & Holman Publishers, USA.
·         “Diccionario de la Real Academia de la Lengua de España”, en línea, Internet.
·         “La justificación por la fe: nuestra herencia de la reforma luterana y la doctrina por la cual la Iglesia se queda firme o se cae.”; Arnold J. Koelpin; Martin Luther College; New Ulm, Minnesota, USA.
·         “El Escándalo de la Justicia de Dios”; Robert D. Brinsmead; Traducido de Verdict; 1983.
·         “Lo que es la fe”; Pastor Ricardo Botto; sitio web “El ciber pastor” http://elciberpastor.wordpress.com/httpespiritudefecom/